CORONAVIRUS

Margarita del Val: "Un 95% de la población somos vulnerables al contagio"

La viróloga del CSIC resalta la importancia de mantener un buen comportamiento individual para evitar una segunda ola de coronavirus.

La delegada de Salud y Familias, Manuela Caro, en su visita al Servicio de Microbiología del hospital Juan Ramón Jiménes de Huelva.

Los brotes que están apareciendo a lo largo de todo el territorio español han llevado a las autoridades a advertir de un posible retroceso con medidas restrictivas si aumentan los casos. Aunque de momento no se plantea esa opción, ya que el “confinamiento quirúrgico” resulta eficaz para mitigar los daños, a largo plazo la situación es incierta.

Porque resulta que, si bien es muy complicado pronosticar su reaparición porque depende de muchos factores, los expertos tenían la certeza de que esto ocurriría. "Que iba a haber brotes era una certeza porque hay un número importante de personas infectadas y que por tanto pueden propagar el virus”, cuenta la viróloga del CSIC, Margarita del Val, en el programa La Ventana. Lo que ella no esperaba es que surgieran tan pronto. Sin embargo, también resalta la parte buena: “De momento están estables y la buena noticia es que es gracias a nuestro comportamiento”.

Cómo evitar una segunda ola

Del Val coincide con el resto de expertos en que, para evitar una segunda ola es crucial permanecer alerta y respetar en todo momento la distancia social, así como las principales medidas de prevención: uso de mascarilla y lavado frecuente de manos. Porque, según la viróloga es imposible "saber qué brote se puede descontrolar y generar una segunda ola, podría ser cualquiera".

Esta incertidumbre viene fundada porque el virus afecta de diferente manera a cada persona y se incrementa con el hecho de los numerosos casos de personas asintomáticas, que son igual de contagiosas que aquellas que presentan síntomas. O incluso más. Al desconocer que están infectadas pueden relajarse y propagar la enfermedad. "No sabemos si nosotros en este momento, que no tenemos síntomas, vamos a desencadenar un brote muy contagioso. La carga viral que puede llevar una persona en las distintas fases del contagio es muy variable”, analiza.

De ahí que insista en la necesidad de llevar mucho cuidado. “Si la carga viral es muy alta y nos estamos tranquilos con la mascarilla o manteniendo la distancia no pasará nada. Pero si nos metemos en una discoteca cerrada con un montón de gente, pues la montaremos", explica Del Val. Tampoco hay que relajarse completamente dentro del ámbito familiar: "Uno puede pensar que un familiar es alguien de confianza y que no le va a contagiar. Pero es esto no es algo que se haga a mala idea. Tenemos que llevar el mismo cuidado que con un extraño. Porque cualquier persona de nuestro círculo más íntimo puede contagiarnos sin saberlo".

Por eso, la experta cree que el correcto comportamiento individual tiene que ser el mismo en los diferentes ámbitos: en casa, en el trabajo, en zonas de ocio, o haciendo turismo, ya sea en España o fuera. "Lo importante es tener cuidado siempre y en toda circunstancia". Puede suponer un esfuerzo extra controlarlo todo, pero la viróloga considera que “merece la pena porque estamos manteniendo el virus a raya”. Este ejercicio de responsabilidad individual se suma al trabajo de las autoridades sanitarias para mantener "cartografiados" al detalle todos los brotes mediante el rastreo de posibles contactos de riesgo. Unir ambas acciones es, según Margarita del Val, la mejor estrategia para combatir la propagación del virus.

El calor no es letal

Uno de los rumores más extendidos es que con el calor el virus se debilitaría notablemente. Sin embargo, la experta afirma que "puede atenuar algo, pero con tanta gente potencialmente vulnerable casi no se va a notar. Un 95% de la población somos aún vulnerables al contagio, así que hay mucho campo para que el virus se propague".

Los datos históricos corroboran su idea de que el calor no es totalmente eficaz en el combate ante los virus. Para demostrarlo, Del Val ha recordado que en la última pandemia de gripe A en 2009 el virus se propagó durante el verano. "En España hace calor, pero también lo hace en Irán y allí se está afrontando ahora una segunda ola peor que la primera".