Cadena perpetua para el británico que tiró a un niño desde el décimo piso de la Tate Modern
Jonty Bravery ha sido condenado por intento de asesinato y deberá cumplir un mínimo de 15 años en prisión obligatoria.
Jonty Bravery, ciudadano británico que arrojó a un niño francés de seis años desde el décimo piso de la Tate Modern en Londres, ha sido condenado a cadena perpetua. Según el veredicto hecho público este viernes, y tras ser culpado por intento de asesinato, tendrá que pasar al menos 15 años de prisión obligatoria.
En el país británico, en este tipo de sentencias el juez especifica un número determinado de años que debe pasar el condenado en la cárcel antes de poder solicitar la libertad condicional, aunque en el caso de Bravery especificó que esto puede que no ocurra jamás.
"Pasarás la mayor parte, si no la totalidad, de tu vida encarcelado... es posible que nunca seas liberado", señaló la jueza McGowan durante la lectura del veredicto.
Desde el décimo piso
Para relatar los hechos, se reveló que Bravery investigó cuál era el edificio más alto de Londres, y por ello se desplazó el 4 de agosto de 2019 hasta el rascacielos Shard. Pero, al comprobar que no tenía suficiente dinero para poder entrar, acudió hasta la Tate Modern, cuya entrada es gratuita.
Una vez allí, en el décimo piso se encontró con la víctima: un niño de seis años de nacionalidad francesa y que estaba pasando unos días de vacaciones junto a su familia. Bravery le empujó al vacío y los servicios de emergencia le rescataron en la terraza del quinto piso. Finalmente, el menor sobrevivió, pero sufrió graves lesiones que le han dejado en silla de ruedas y con dificultades para respirar y hablar.
Peligro público
La magistrada se refirió en su veredicto al miedo y el horror que los padres del menor soportaron y se dirigió a Bravery con duras palabras: "Lo que hiciste el día de esta ofensa demuestra que eres un grave peligro para el público. Lo planeaste y parecías deleitarte con la notoriedad".
Su defensa argumentó que con cinco años se le diagnosticó autismo para posteriormente desarrollar un trastorno mental que le condujo a cometer dicho crimen. Después de ser detenido, Braverý confesó a la Policía que "quería estar en las noticias para que todos, especialmente sus padres, pudieran ver el error que habían cometido al no internarlo".