Una planta procesadora de pollos en Anglesey (Gales) ha cerrado durante dos semanas tras confirmarse 58 casos de coronavirus. Pertenece al grupo alimentario británico 2 Sisters, que ha señalado que con esta medida quiere demostrar lo "seriamente" que se toma la protección de sus empleados "haciendo lo correcto" y suspendiendo la producción por catorce días.

Debido a ello, sus 560 trabajadores tendrán que permanecer en aislamiento para evitar una mayor propagación de la COVID-19 y las operaciones de esta planta se trasladarán a otras instalaciones. El primer positivo se registró el pasado 28 de mayo, tras lo cual, la empresa introdujo un nuevo protocolo de seguridad.

No se trata del primer foco surgido en Gales. 38 empleados de la fábrica de productos alimenticios Rowan Foods han dado positivo, aunque esta firma ha decidido continuar sus operaciones tras valorar que "no existen indicios de que el virus se haya propagado por toda la planta".

Ambiente frío

Para explicar los numerosos focos surgidos en este tipo de empresas, los científicos se inclinan porque se trata de lugares donde resulta difícil mantener la distancia personal y a que el ambiente suele ser frío, lo que favorece la expansión de la enfermedad.

Otros brotes

Este caso ocurrido en territorio británico no es un caso aislado. El más reciente ha ocurrido en una planta cárnica de Alemania, que se ha saldado con 657 casos positivos y más de 7.000 personas aisladas como medida de precaución tras haber pisado las instalaciones de la empresa Tönnies.

En España también se han dado casos de este tipo. Uno de los primeros en darse a conocer ocurrió en Lleida y al menos 30 trabajadores tuvieron que ser aislados tras serles detectada sintomatología compatible con el coronavirus. 

Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), fue cuestionado sobre la facilidad de propagación en estas instalaciones: "No soy experto en mataderos, no sé qué condiciones se dan en la matanza, pero supongo que su temperatura y humedad pueden favorecer la permanencia del virus, porque tienen condiciones muy particulares, atmosféricas y del tipo de trabajo y trabajadores”.

Además, apuntó que “desgraciadamente, los trabajadores son personas de grupos sociales desfavorecidos y mantienen unas condiciones de transmisión más fáciles no solo en el trabajo sino fuera, conviviendo juntos. Es difícil discernir si el contagio ha sido dentro o fuera del matadero”.