Qué son los cangrejos de sangre azul y cómo pueden ayudar en la vacuna del coronavirus
La sangre de estos animales, también llamados cangrejos de herradura, contiene un componente clave en los test de endotoxinas que deben pasar los ingredientes de las vacunas.
Un elemento clave en el desarrollo de las vacunas necesarias para inmunizar al planeta frente al coronavirus se encuentra en la sangre de un quelicerado de unos 60 cm de largo y 30 cm de ancho que puebla las costas atlánticas de norteamérica y gran parte del litoral asiático: el cangrejo de sangre azul, también conocido como cangrejo de herradura por su morfología.
El extracto del plasma de este artrópodo, que le da nombre por su particular color, contiene unas células llamadas amebocitos que en contacto con las endotoxinas, unas moléculas presentes en bacterias como la E.coli o la salmonela, producen coagulación para atraparlas y frenar su avance. Esas endotoxinas pueden provocar fiebre, un síndrome de shock tóxico e incluso la muerte cuando se internan en un organismo humano, por lo que es vital asegurar que los inyectables que se administran a las personas estén libres de ellas.
Así, a partir de esos amebocitos se desarrolló el LAL (Listado de Amebocitos de Limulus), que será crucial en la fabricación de los miles de millones de dósis de vacunas contra el coronavirus que se producirán en los próximos meses, cuando haya una fórmula eficaz. ¿Por qué? Porque se utilizará para verificar, en cada ingrediente y en cada fase del proceso, que no hay presencia de esas endotoxinas tan potencialmente perniciosas.
Los conservacionistas protestan
No hay que ser un lince para darse cuenta de que la cantidad de dósis de vacuna necesarias para emprender un proyecto internacional de vacunación requeriá asimismo grandes cantidades de LAL. En ese sentido, las compañías que lo producen, que son principalmente las estadounidenses Lonza AG, Charles River y Associates of Cape Cod, no ven problema. Creen que necesitarán "menos de la producción combinada de un día" entre las tres para satisfacer la demanda, según un comunicado de Lonza AG citado por el New York Times.
Y eso escama a los conservacionistas del medio ambiente, porque el cangrejo de sangre azul es un animal en peligro de extinción. Especialmente las variantes distribuidas por Asia, donde es preciado como alimento. "Es una locura que vayamos a confiar en el extracto de un animal salvaje en medio de una pandemia", dice el jefe de Revive and Restore ('Revivir y Restaurar') Ryan Phelan, también en declaraciones recogidas por el New York Times.
Organizaciones como la de Phelan piden reemplazar el test que se hace con LAL por otro llamado rFC, que es su equivalente sintético y se produce a partir de la inyección de determinados genes en microorganismos generados en laboratorio. Lonza AG también produce y comercializa este último tipo de test. Ahora la industria tendrá que elegir entre la tecnología o la sangre de un cangrejo con forma de herradura.