Ayer martes fue día de escuela, aunque la mayoría de los españoles recordará el 8 de junio como el día que volvieron a abrir los centros comerciales y dejaron entrar en los bares. Siempre de forma voluntaria y en grupos reducidos, desde ayer, las aulas pudieron recibir estudiantes no universitarios ya en todas las comunidades autónomas. Los más pequeños, los de Infantil y Primaria, sólo pudieron hacerlo en Madrid y Canarias.

El regreso a las aulas fue una asistencia voluntaria, en principio, para aquellos estudiantes que necesitan clases de refuerzo. No es una medida masiva. Se trata de clases para aquellos que han tenido "una especial dificultad en los estudios a distancia, ya sea por carencia de medios tecnológicos o por tener necesidades especiales del aprendizaje derivados de la COVID-19", según la Consejería madrileña.

En el colegio Cervantes de Madrid, sólo acudirán cada día unos 16 alumnos de todo el centro, con consentimiento firmado de los padres. Tanto profesores como estudiantes llevan mascarilla y se les toma la temperatura al llegar la directora. Para poder abrir han tenido que señalizar por todo el centro los dos metros de distancia que hay que guardar y, según van llegando los alumnos, lo primero que hacen es lavarse las manos.

Las clases (voluntarias, con cita previa, con pocos alumnos y con medidas de seguridad e higiene) han vuelto exclusivamente en la mayoría de comunidades para los cursos de fin de etapa, es decir, cuarto de Secundaria y segundo de Bachillerato y Formación Profesional.