El turismo representa el 13% del PIB italiano y el gobierno de Giuseppe Conte le echará un capote el 3 de junio. Ese día Italia reabrirá sus fronteras exteriores al tránsito de ciudadanos procedentes del resto de países de la UE y permitirá la movilidad entre sus diferentes regiones. La medida se aprobó en la madrugada del viernes al sábado tras una ardua negociación política porque el ejecutivo no quería correr tanto y las regiones pedían a gritos una relajación de las medidas en ese sentido, informa El País.

Para estimular la afluencia de extranjeros, se ha rechazado imponer una cuarentena a todo el que llegue al país procedente del exterior como sí ha hecho España, una decisión que ha tenido consecuencias recíprocas. Francia también la impondrá a los españoles que traten de entrar en su territorio.

La medida se enmarca en el proceso de desascalada que vive el país transalpino. El lunes ya entrarán en la tercera fase de su plan de desconfinamiento las regiones que presenten indicadores favorables. En ese nuevo marco, podrán decidir si permiten la reapertura de comercios, peluquerías o bares con normas similares a las de España en cuanto a cita previa y distanciamiento social.

Un salvavidas al turismo

En el caso de las playas, no será necesario reservar finalmente, otra ayuda al sector turístico, pero habrá 3 metros de distancia entre sombrillas y uno entre tumbonas allá donde se ofrezca ese servicio. Los juegos con palas estarán permitidos pero no los que involucren a un mayor número de personas, como fútbol o voleibol. Italia recibió en 2018 más de 62 millones de turistas y la difícil coyuntura económica que ya atravesaba el país, que será aún más dramática en el futuro a corto plazo, ha impuesto la necesidad de lanzar un salvavidas a su potente industria turística cuanto antes.