Unas 11.600 muertes más sin contabilizar. A esa conclusión ha llegado el Instituto de Estadística de Italia (ISTAT) tras publicar un estudio sobre los cambios en la tasa de mortalidad del país en el período que va desde el 20 de febrero hasta el 30 de marzo.

Por término medio, en el periodo 2015-2019, se registraron 65.592 muertes, mientras que en el mismo tramo de este año la cifra se ha situado en 90.946. El análisis fue realizado en 6.866 municipios, el 87% del total existente en el país.

En comparación con el promedio de cuatro años anteriores, hay un exceso de 25.354 muertes, de las cuales el 54% fueron a causa del coronavirus. Por ello, según el documento publicado en la web del ISTAT, "hay una proporción adicional de alrededor de 11.600 otras muertes para las cuales podemos, con los datos disponibles hoy, solo plantear la hipótesis de tres posibles causas".

Esos motivos podrían ser: "Una mortalidad adicional asociada con COVID-19 (muertes en las que no se realizó el hisopo), una mortalidad indirecta relacionada con COVID-19 (muertes por disfunciones de órganos como el corazón o los riñones, posibles consecuencias de la enfermedad desencadenada por el virus en personas no probadas, como sucede por analogía con el aumento de la mortalidad por causas cardiorrespiratorias durante la gripe) y, finalmente, una tasa de mortalidad indirecta no relacionada con el virus pero causada por la crisis en el sistema hospitalario y por el miedo a ir al hospital en zonas más afectadas ".

Distribución desigual

Tal y como reza el informe del ISTAT, "la extensión geográfica de la epidemia es heterogénea: estaba muy contenida en las Regiones del Sur y en las Islas, en promedio más alta en las del Centro que en el Sur y muy alta en las regiones del Norte ".

Además, "a pesar de la disminución de las infecciones debido a las medidas de distanciamiento social adoptadas desde los primeros días de marzo, las curvas nacionales de casos diagnosticados y muertes comenzaron a disminuir solo en los últimos días de marzo".