El coronavirus ha generado una crisis a nivel mundial que nadie podía esperar cuando aparecieron los primeros casos en noviembre de 2019 en la ciudad china de Wuhan. El virus llegó a Europa durante el mes de febrero y marzo fue el mes negro en el que la enfermedad también llegó a América.

Sin embargo, hay varios países que, por determinadas razones, han conseguido detener el avance de la pandemia y ya ven la luz al final del túnel. Uno de ellos es Nueva Zelanda, que únicamente cuenta con 1.476 casos confirmados y 19 fallecimientos. Desde el domingo, el país de Oceanía sólo ha registrado un nuevo caso y más de la mitad de los confirmados ya no están activos.

El país gobernado por Patsy Reddy y cuya primera ministra es Jacinda Ardern ha sido alabado internacionalmente por su manejo de la COVID-19 y cuenta con una tasa de transmisión del 0,3% frente a la media internacional que es de 2,5 %. Además, Nueva Zelanda tiene 3,94 muertos por cada millón de habitantes, uno de los índices más bajos del mundo, por los 512 de España, los 494 de Italia, los 384 del Reino Unidos, los 369 de Francia o los 184 de Estados Unidos.

Nueva Zelanda ha "ganado la batalla" al coronavirus

El pasado domingo, Ashley Bloomfield -director general de salud del país- anunció que Nueva Zelanda había "eliminado" el coronavirus: "Hemos conseguido nuestro objetivo de eliminar el virus, que no significa cero riesgo, pero ya sabemos y controlamos cómo y de dónde vienen nuestros casos. Nuestro objetivo era eliminarlo y, repito, eso no significa que se haya erradicado la enfermedad".

Jacinta Ardern, primera ministra, siguió en la misma línea durante la comparecencia: "Como hemos dicho, eliminarlo significa que podríamos llegar a cero, pero podremos tener nuevos casos, obviamente. Para lograrlo debemos rastrear a los últimos casos. Es como buscar una aguja en el pajar". Su país ha necesitado una media de 114,5 tests para detectar un positivo por coronavirus. Es la tercera mejor proporción del mundo, situándose únicamente por detrás de Vietnam y Taiwán.

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¿Qué ha hecho Nueva Zelanda para frenar el virus?

Las cifras y la curva de contagiados y muertos de los 'kiwis' en relación a la del resto del mundo es prácticamente irrisoria, entre otras cosas, por las rápidas medidas que tomó el gobierno. El día 14 de marzo, cuando apenas contaba con seis casos confirmados de coronavirus, la primera ministra tomó la decisión de que cualquier persona que ingresara en el país debía pasar cuarentena y, seis días después, con 39 contagiados, se cerraron las fronteras a los extranjeros.

El 23 de marzo, el gobierno cerró todos los negocios 'no esenciales' se clausuraron colegios, escuelas y universidades y se cancelaron todas las reuniones públicas. Además, se estableció el nivel 3 de bloqueo del país con 102 contagiados y ningún fallecido. No obstante, dos días después se impuso el nivel 4 de bloqueo, el más estricto. Estableció cuarentena para toda su población y únicamente se podía salir de casa para realizar actividades esenciales, incluido algo de ejercicio. El distanciamiento social se convirtió en imprescindible.

El efecto "eliminación" por el que había optado Nueva Zelanda se empezó a notar a partir del 3 de abril, cuando los nuevos casos se redujeron de manera drástica y llegaron a menos de diez por días. A su vez, las pruebas para detectar la COVID-19 se incrementaron ostensiblemente y el pasado 23 de abril no se registró ningún nuevo contagio.

El país ha vuelto al nivel 3 y la primera ministra ha pedido a sus compatriotas conservar las medidas de distanciamiento social durante la reanudación parcial de ciertas actividades comerciales y las clases escolares. A todas esas acciones hay que sumar varios factores, como la sólida economía que tiene, que le ha permitido acceder a paquetes de ayuda para las empresas y la población y Ardern ha sido elogiada por su "cercanía y contacto continuo" con sus ciudadanos durante la pandemia y su apertura a la consignas y críticas de la oposición.

A pesar de tener controlada la epidemia, el gobierno neozelandés no quiere precipitarse y no está "retomando la vida social de las personas", recomendando a las personas a reducir contacto con terceros. En dos semanas, los mandatarios del país se volverán a reunir para ver si se pueden seguir rebajando medidas e, incluso, poder abrir el tráfico aéreo con Australia y otros destinos del Pacífico.