Doble amenaza para África: al coronavirus se une una plaga de langostas "sin precedentes"
Desde principios de año, una marea de estos insectos se ha trasladado de Yemen al África subsahariana. Con el coronavirus expandiéndose por la región, se acumulan los problemas.
Un brote de langostas "sin precedentes" se cierne sobre el África subsahariana desde principios de año y se junta ahora con el avance del coronavirus (más de 19.000 casos y 1.000 muertes), formando una entente que amenaza con devastar un continente ya de por sí expuesto a la tragedia generalizada de la pobreza y el hambre.
Como la generada por el coronavirus, esta es una crisis "inédita". Para atajarla la FAO, que aún no califica el suceso como plaga, estima necesarios unos fondos de 138 millones de dólares, de los que sólo se habían recaudado a mediados de marzo 69. Y los necesita urgentemente, pues en las últimas semanas las langostas ya han alcanzado Uganda, Eritrea, Yibuti, Tanzania, Sudán, Sudán del Sur y Egipto.
El cambio climático facilita su reproducción
Una vez en África se produjo el segundo factor clave: una estación de lluvias inusual en 2019, con otro ciclón incluido, que siguió fomentando su multiplicación. "El año 2019 ha sido muy inusual. Por lo general, la lluvia a mediados de diciembre se detiene, pero hoy vemos que en enero sigue lloviendo lo que ha fomentado este brote. En general, todo el Cuerno de África ha vivido la estación de lluvias más húmeda de los últimos 40 años", señaló al mismo diario en enero Guleid Artan, director del Centro de Aplicaciones y Predicción Climática (ICPAC).
Como en casi cualquier reto, también se necesita una parte de suerte. En este caso, que el clima deje de favorecer el ciclo reproductivo. "La evolución del brote depende del éxito de las operaciones de control actuales, su escalamiento rápido y oportuno y si el clima sigue siendo favorable para las langostas. En el peor de los casos (si tenemos un control deficiente y un clima favorable continuo), el brote se podría convertir en plaga a finales de 2020", asegura Cressman. En juego está el pan de millones de personas que ya sufrían malnutrición y, por si fuera poco, también podrían tener que lidiar con una epidemia de coronavirus en sus países. .