Coronavirus

Coronavirus: qué se sabe sobre la posible mutación del SARS-CoV-2

Los investigadores estudian a contrarreloj los cambios que experimenta el virus en su propagación, pero se está comportando de la manera esperada.

Coronavirus: qué se sabe sobre la posible mutación del SARS-CoV-2

Los científicos trabajan a contrarreloj para conocer el nuevo coronavirus, el virus SARS-CoV-2 que provoca la enfermedad llamada COVID-19. El primer paso para hacer avances en la investigación y desarrollar las tan esperadas vacunas es identificar el virus, conocer cómo se comporta y tratar de predecir cuál será su próximo movimiento.

Los expertos estudian en estos momentos si el virus se transforma. El genoma del SARS-CoV-2 ya es conocido, pero se investiga si el nuevo coronavirus sufre mutaciones. Los investigadores tranquilizan al respecto. Nathan Grubaugh, profesor de epidemiología en la Universidad de Yale en Estados Unidos, se refirió a ello en la revista Nature. “La mutación es una consecuencia inevitable de un virus”, escribió. Grubaugh también sostiene que la mutación de un virus no es motivo de preocupación durante el brote de una enfermedad.

En ese mismo sentido se manifestó George Rutherford, profesor de epidemiología de la Universidad de California. En declaraciones recogidas por la BBC, explicó que el virus no está mutando más rápido que otros. Además, añadió que la mutación no necesariamente quiere decir que se volverá más agresivo, incluso puede suceder a la inversa, puede debilitar al virus o desaparecerlo “por selección natural”.

Por tanto, en este momento, no parece que la principal preocupación de los investigadores sea si el virus está mutando o no, porque el proceso que está siguiendo este virus es similar al que puede haber seguido anteriores virus. De hecho, Tarik Jasarevic, de la Organización Mundial de la Salud (OMS), afirmó hace días que “no hay evidencias de ningún cambio en el virus”.

Desarrollo de la vacuna

Si entonces las mutaciones no son significativas, resultará más fácil encontrar posibles soluciones, indicó la OMS. La razón es que un virus estable ayuda a la ciencia a saber mejor qué están estudiando. Esta estabilidad permitirá trabajar en mejores condiciones en el desarrollo de una vacuna. De hecho, los investigadores apuntan a que el virus muta mucho más rápido que el nuevo coronavirus.

Por eso, todos los años se hace necesaria una nueva vacuna contra la gripe, mientras que se espera que la vacuna para el coronavirus será única y no habrá que desarrollar una anualmente. Eso es porque el virus se mantiene bastante estable. De hecho, Peter Thielen, genetista molecular de la Universidad Johns Hopkins, informó de que sólo se han visto entre cuatro y 10 diferencias entre las cepas que han infectado a personas en Estados Unidos y entre las que lo hicieron en China, un número “relativamente muy bajo de mutaciones”, según el profesor.

Por tanto, el nuevo coronavirus está mutando, pero no lo está haciendo más rápido que otros. De hecho, la estabilidad con la que se está propagando puede ser una gran ventaja en el avance de la investigación y en el desarrollo de la vacuna.