Hidroxicloroquina: los avances en su uso contra el COVID-19
El medicamento, habitual para tratar la malaria, ha encontrado consenso científico como remedio para paliar los efectos del coronavirus.
Si el coronavirus tiene a prácticamente el mundo entero paralizado es por la imposibilidad de combatirlo eficientemente: tratándose de un virus recién descubierto, no existe vacuna de momento (aunque se hacen progresos todos los días en ese sentido) y tampoco hay un tratamiento especialmente designado para sus efectos. Aunque hay un fármaco, la hidroxicloroquina, que se ha relevado muy útil para paliar sus síntomas, pese a ser un medicamento ideado para tratar a los enfermos de malaria.
La malaria y el coronavirus coinciden en varios síntomas, asemejándose ambos a la gripe: fiebres altas, dolor muscular, escalofríos... La hidroxicloroquina combate estos efectos en los enfermos de malaria, así como en caso de lupus y artritis reumatoide. Un estudio, basado en el análisis clínico de 130.000 casos de Alemania, Reino Unido, Estados Unidos y Corea del Sur, ha determinado ya que el uso de la hidroxicloroquina para los enfermos de COVID-19 es seguro; para saber su efectividad en términos porcentuales habrá que esperar para un análisis más pormenorizado, pero varios sistemas sanitarios ya lo administran como remedio a los primeros síntomas del coronavirus. España es uno de ellos y Estados Unidos ha apostado fuerte por esta vía.
Uso profiláctico
De hecho, algunos afirman que la hidroxicloroquina puede servir también como profiláctico para evitar el contagio. Donald Trump se ha sumado a esa tesis, apostando por la combinación del fármaco con la azitromicina (antibiótico pensado para combatir la neumonía); Estados Unidos ha adquirido 29 millones de píldoras, a tenor de los buenos resultados.