Por qué Taiwán es un "dolor de cabeza" para la OMS pese a que ha contenido el COVID-19
La Organización Mundial de la Salud está siendo criticada por evitar hablar de la isla como un territorio independiente y mezclar sus cifras con las de China continental.
Mientras el coronavirus colapsa sistemas sanitarios y paraliza la economía mundial, la geopolítica sigue su curso. Arrecian estos días las críticas a la Organización Mundial de la Salud por el trato que está dando a Taiwán en medio de la pandemia. El conflicto entre esta isla situada 180 kilómetros al este del continente asiático, que se considera un estado independiente, y China, que no reconoce dicho estatus y le da tratamiento de provincia, ha vuelto a emerger a raíz de una polémica entrevista del subdirector general de la OMS, Bruce Aylward, en el canal televisivo RTHK de Hong Kong.
Preguntado sucesivamente por la excelente labor de Taiwán en la contención del virus (322 casos, la mayoría importados, y 5 muertes en una población de 24 millones de habitantes), Aylward rehusó responder y eventualmente terminó colgando la videollamada. Ante un nuevo intento de su entrevistadora, terminó respondiendo: "Ya hemos hablado de China".
La actitud de Aylward se explica por la negativa de China a la entrada de Taiwán (que oficialmente se hace llamar República de China) en los principales organismos internacionales (entre ellos el COI). Desde su asiento en el Consejo de Seguridad (en el que es uno de los 5 miembros con derecho a veto), la República Popular desbarata cualquier intento de entrada en la ONU por parte de la isla. Y dada su posición de superpotencia mundial, hace lobby para que lo que considera un territorio renegado no esté presente en instituciones como la OMS.
Un conflicto que viene de lejos
La herida sangra desde hace tiempo. Concretamente, desde la guerra civil que el nacionalista Kuomintang sostuvo contra los comunistas entre 1927 y 1949. En ese último año, acosado por el avance de las tropas del PCCh, el general Chang Kai-shek buscó refugio en Taiwán, que desde entonces se ha reivindicado como depositaria del gobierno legítimo de toda China. De hecho, el Kuomintang sigue existiendo y ha sido el partido de varios presidentes taiwaneses, cuyas aspiraciones fueron reconocidas hasta 1971, cuando la ONU aprobó en asamblea general la Resolución 2758, reconociendo a la China continental como "el único representante legítimo de China ante las Naciones Unidas" y expulsando a Taiwán de la organización. A partir de esa directriz, solo una veintena de países han reconocido a la isla como un estado independiente.
En ningún caso lo ha hecho la OMS, algo que molesta mucho en Taipéi, que se siente excluida de canales de información importantes en estos momentos y maltratada pese a su eficacia en la lucha contra el virus, centrada en dos puntales: seguimiento de los contagios y restricción a los vuelos procedentes de China, con cuarentenas para sus viajeros. "Espero que los países entiendan mejor las capacidades y áreas de contribución de Taiwán y consideren seriamente la participación de Taiwán en la respuesta global a la pandemia", dijo el lunes la presidenta, Tsai Ing-wen. La OMS, desde donde califican el problema como "un dolor de cabeza" en declaraciones recogidas por la BBC, se defiende alegando que el estatus de Taiwán no depende de ella, sino de sus miembros (algo cierto en tanto que todos forman parte de la ONU). Mientras tanto, le niega datos según el gobierno taiwanés y mezcla sus cifras con las de China.
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