Un día explicamos la vida de Mick Fanning, que no tiene desperdicio. Entre otras cosas ha conquistado 3 títulos de campeón del mundo de surf, ha visto cómo morían dos de sus hermanos y ha sufrido, en directo en la final de un campeonato de la World Surf League, el ataque de tiburón más famoso de la historia. Así que hoy no hablaremos de eso, sino del imperio que silenciosamente ha ido creando a base de inversiones en diferentes negocios.

Lo primero que hay que saber para entender por qué no hablaremos de surf es que se calcula que sus ganancias en competición, durante su carrera, suman poco menos de 3 millones de dólares australianos. A lo que hay que sumar, claro lo que le hayan pagado patrocinadores como Rip Curl, que no será poco, pero que seguramente no se acerca a lo que le puede estar generando el pequeño imperio que ha ido construyendo.

La punta del iceberg de este imperio es su inversión en la compañía Balter Brewing junto a otros surfistas profesionales como Joel Parkinson, Bede Durbidge y Josh Kerr. Cuando el gigante de bebidas Carlton United Breweries la compró por entre 150 y 200 millones de dólares, Fanning recibió más de 4 por su parte. Más que las ganancias durante toda su carrera deportiva.

Se sabe también, según la Fox australiana, que tiene un extensivo porfolio de inversiones en proyectos no revelados, así como en propiedades inmobiliarias. Algunas que sí han salido a la luz son la remodelación de la casa en la que vivió muchos años y en la que le acosaron para ponerla en Airbnb; o bien la compra de una casa de 3 millones con mini ramp en el salón y piscina, en la Gold Coast australiana, donde vive actualmente con su pareja y su hijo. Su patrimonio neto, calcula Forbes, es de más de 20 millones.

También se sabe que uno de esos proyectos es una participación sustancial en una cadena de fitness llamada FS8, con una cincuentena de centros repartidos por Australia. Asimismo se sabe que muchos otros de estos proyectos son restaurantes y negocios locales de la zona donde vive. Y que no son pocos.

Hay que decir que más allá de su imperio millonario, Mick Fanning también dedica una parte muy importante de su tiempo a la beneficencia. Desde la creación de campeonatos de golf solidarios a la defensa de los tiburones (sí, de los tiburones que le atacaron) hasta ser calificado como "héroe" tras rescatar a muchas personas en jet ski durante las inundaciones de la pasada temporada en Australia, entre otras cosas.