No es habitual ni agradable hablar de la prohibición de un deporte, pero los deportes de acción tienen estas cosas. No sería la primera vez que se prohibe el surf "por su peligrosidad", el skate "porque daña el mobiliario urbano" o el MTB "porque erosiona las montañas". Esta vez le ha tocado el wakesurf, un deporte que se practica con una tabla parecida a las de skim y surf aprovechando la ola que genera un barco que va justo delante. Normalmente en aguas tranquilas como las de un lago o un pantano.

El proyecto de ley 281 del Senado de Alabama (Estados Unidos), aprobado por una mayoría de 26 votos a favor, 9 abstenciones y 0 en contra, prohibe la práctica del wakesurfing en aguas públicas con varios condicionantes: que el espacio sea inferior a 20 hectáreas, que el ancho sea menos de 120 metros o que se esté a 60 metros de la orilla, un muelle, un embarcadero o un cobertizo para botes.

En declaraciones a los medios locales, un senador republicano explicaba que "últimamente ha habido mucho revuelo relativo a los barcos de wake y a los wakesurfers y las molestias/daños que causan con sus botes en los lagos, incluyendo el ruido que hacen [...] Hace un año hubo una asamblea pública sobre este tema a la que asistieron 200 personas preocupadas por este tema, por lo que no estamos hablando del problema de una sola persona".

Bien es cierto que las multas tampoco son nada del otro mundo. Una infracción de la ley por primera vez se consideraría como un delito menor de clase B y supondría una multa que no llegaría a los 150 dólares. Una infracción posterior al año o reiterada podría ser de 250 dólares y comportar la pérdida de ciertos privilegios de navegación. O en otras palabras, quizás no afectaría a ninguno de los famosos que hemos visto últimamente apuntarse al carro del wakesurf: la esquiadora Lindsey Vonn, la skater Leticia Bufoni, la cantante Miley Cyrus, la modelo e influencer Kim Kardashian, el presentador Pablo Motos, el futbolsita Gerard Piqué, los cantantes Maluma y J Balvin...