Edur Gorospe: "La pasión por el esquí viene de mis padres, empezando por el nombre"
El freerider vasco repasa su carrera en el esquí y sus expectativas de futuro. Quiere estar en el FWT, porque como dice su madre, "nada es imposible".
Edur Gorospe Roldan (15 de octubre de 1994) es un esquiador donostiarra, local de Candanchú-Astún, que vive actualmente en Innsbruck (Austria) y pasa el verano en Nueva Zelanda. Un culo inquieto al que le pirra la tortilla de patata de su 'ama' y escuchar funk de los 70-80. Adrmira al gran Candide Thovex; y cuando le preguntas por su lugar favorito responde "el Muro de Sagües y el ventanal de nuestra casa de Candanchú".
Acaba de ganar un evento 3* del Freeride World Qualifier, el circuito internacional de esquí freeride que da acceso al Freeride World Tour. Con una ronda tal que así:
El esquí, muchas veces, viene de familia. ¿Cuál es la historia de Edur Gorospe?
Efectivamente, mi historia con esta pasión la empezaron mis padres poniéndome el nombre que tengo: Edur significa nieve en vasco. Así, mi padre me llevó a esquiar con él en una mochila cuando apenas tenía 2 meses de edad y a los 2 años me pusieron los primeros esquís. Hasta los 5 viví entre Candanchú y Villanua, hasta que nos mudamos a Donostia. Como mi padre seguía siendo profesor de esquí, seguimos yendo a Candanchú todos los findes de semana y festivos. Es decir: todos los días que podíamos.
¿Cómo das el salto al freestyle y al freeride?
Por un lado, durante esos fines de semana y festivos mis padres me apuntaron al equipo de competición del Candanchu Ski Club, en el que estuve hasta los 15 años. Y les estoy muy agradecido, porque el entorno competitivo del deporte me dio una buena base técnica sobre.
Por otro lado, mi afición por los saltos empezó desde pequeñito. Siempre me han atraído las alturas y experimentar con ellas me resultaba divertido (a mis padres no tanto). Entonces eran pocos los videos en los que aparecían esquiadores saltando y haciendo lo que hoy llamamos Freestyle & Freeride, pero recuerdo nombres como Shane Mcconkey, Seth Morrison, Tanner Hall, JP Auclair, Candide Thovex, etc. Ellos me marcaron e inspiraron a seguir por esa disciplina de por vida.
Acabaría dejando el esquí alpino y gracias a muy buenos amigos y esquiadores a los que les gustaban las mismas cosas -The Overshoot Crew- seguí con el freestyle de manera autodidacta, intentando imitar lo que veíamos en los vídeos y motivándonos los unos a los otros. Cuando llegaba el fin de semana, todos nos juntabamos con las palas y el material necesario, montábamos saltos en la estación durante el día y buscábamos sitios por el pueblo para realizar lo que hoy en día se llama “Street” y que consiste en realizar saltos a los costados de barandillas, muros, paredes, etc. con el objetivo de deslizar sobre ellas.
Todo esto ha ido amoldando la manera en la que veo la montaña cuando estoy esquiando, siendo para mí un parque de atracciones con infinitas posibilidades para un niño pequeño. Sin ninguna duda es lo que más creatividad saca de mí.
Si tuvieras que destacar 3 momentos de tu carrera, ¿cuáles serían?
El primero que me viene a la cabeza fue la primera carrera en la que participé en Astún, a la cual me obligaron a ir ya que me daba vergüenza competir. Tras negarme y soltar algunas lagrimillas de cocodrilo cedí a participar en la carrera y la experiencia simplemente me encantó. Desde entonces afronto las competiciones con otra mentalidad.
La segunda fue este verano pasado en Nueva Zelanda, donde realicé otro FWQ de 2* en el quedé cuarto. Está experiencia me dio la motivación necesaria para seguir con las competiciones de freeride y mejorar mi esquí competitivo.
El tercero creo que es reciente y el motivo por el que te entrevistamos...
Si es el FWQ de 3* en Austria en el que he quedado primer sí. Ha sido el mayor logro competitivo que he obtenido y espero que no sea el último. Ahora me encuentro con más motivación y ganas que nunca de seguir compitiendo en los diferentes FWQ.
Por seguir con las 'batallitas', ¿no has tenido nunca problemas con las lesiones?
¡Sí! El peor fue con 15 años de edad, realizando un salto grande con esquís que recepcioné en la zona plana antes de donde se supone que deberías caer. Me causó una fractura en la L5. Después de esto estuve prácticamente un año sin esquiar, sufriendo dolores de espalda que bajaban hasta las rodillas. Pero lo peor fue escuchar a los médicos decir que no iba a poder esquiar más en la vida, por suerte estaban confundidos. Hoy en día me siento más fuerte que nunca y de aquí solo me veo mejorando.
¡Claro que sí! Volvemos a Austria, porque te has mudado allí... ¿cómo es eso?
Tras acabar el invierno en NZ tenía claro que quería ir a los Alpes en busca de más oportunidades. Otra vez tuve la suerte de contar con muy buenos amigos en Innsbruck y me convencieron para ir allí y quedarme en su casa el tiempo que necesitara. Una vez allí me empecé a mover rápido y conseguí casa, trabajo, apuntarme a clases de alemán e incluso aplicar para un Máster en Information Systems que empieza en octubre de 2020.
Edur Gorospe: "La pasión por el esquí viene de mis padres, empezando por el nombre"
Tienes planes de futuro y todo, así que va para largo. A tus 25 años, ¿qué expectativas tienes?
Esta temporada de invierno quiero realizar las diferentes competiciones de 3* y 4* que se celebran en los Alpes. Gracias al primer puesto que realicé en Austria me invitaron a participar en otra competición de 3* que se celebra en Engadin (Suiza) y he quedado quinto. Pero a la que más ganas le tengo es la 4* que se celebra en Silvretta Montafon, del 15 al 16 de febrero, donde se juntan los mejores esquiadores de Europa y Oceanía.
En cuanto a mis expectativas, ahora mismo me encuentro en el puesto 17 del FWQ y solo se clasifican 3 para el FWT, pero como mi madre diría... "nada es imposible". Tras el invierno volveré a Nueva Zelanda, donde trabajo como profesor y entrenador de esquí.