Si siempre decimos que el deporte de acción no tiene límites es por algo. La libertad de formato, la falta de normas y el estilo libre son elementos que propician la creación de nuevos formatos y competiciones que exploren los inalcanzables límites del cuerpo y la mente humana. Los de Red Bull lo sabían bien cuando organizaron una de las carreras de running más difíciles del mundo: la Red Bull 400. Una legendaria carrera que ya se ha convertido en una tradición a nivel global y que vuelve este próximo domingo en las instalaciones de Almaty, Kazajstán.

Esta mítica prueba consiste en poner al límite a una serie de corredores en un terreno de lo menos habitual: la bajada de un salto de esquí de 400 metros de longitud y una pendiente de 36º. Todo ello en un desnivel de 185 metros con unas instalaciones situadas alrededor de los 1000 metros sobre el nivel del mar. Una carrera que tiene que completarse de una sentada y con el menor tiempo posible. De locos.

El pasado año se celebró la primera parada en Courcehevel, donde más de un millar de atrevidos atletas desafiaron a la gravedad con esta prueba de lo más peculiar. El ganador de la primera etapa de 2018 completó la prueba en menos de 4 minutos ¿Serías capaz de terminar?

Repartido en tandas de 100 personas separadas por categoría masculina y femenina, esta dura prueba prácticamente se ha convertido en un deporte en sí mismo. Y bien arriesgada que es, pues la recta final de la rampa se completa a cuatro patas y con una cuerda de soporte. ¡El riesgo de caída no es poca broma!

Con este nuevo formato repartido en 17 etapas alrededor del mundo, Red Bull ha reinventado lo que es poner el cuerpo a toda máquina. Una prueba demoledora para todo aquél que pretenda enfrentarse a los 400 metros de subida que supone este peculiar test. Y si aún tenéis dudas de ello, solo tenéis que ver los caretos de los participantes al acabar. ¡No os lo perdáis!