Ahmed Erraji: "El bodysurf es la forma más extrema, física, pura y ancestral de coger olas"
Entrevista a Ahmed Erraji, bodysurfer de origen marroquí afincado en Lanzarote (Canarias) que habla del bodysurf, su vida y sus epxeriencias.
Ahmed Erraji me contactó un día por Instagram, donde se hace llamar @hijo_del_mar. Conocía el bodysurf, pero no tenía el placer de conocer a alguien que lo practicara seriamente -no en la playa en verano- y menos con olas grandes. Él era ese hombre. Un tipo que nació el 6 de junio de 1980 en Rabat (Marruecos) y que ahora vive en Lanzarote, donde puede disfrutar de una de las mejores olas de Europa: La Santa.
Ahmed, simplemente para que la gente ponga en contexto esta entrevista, explícanos primero en qué consiste el bodysurf.
El bodysurf consiste en deslizar el cuerpo sobre las olas sin ayuda de ninguna tabla. Es un deporte que a lo largo de la historia ha sumergido en el agua a gente de diferentes civilizaciones con sed aventurera con la única intención de deslizarse sobre el agua. Principalmente en las islas del Pacífico, que es donde ha habido durante siglos una cultura y una simbiosis más arraigada con las olas.
Explícanos las diferencias con el surf y el bodyboard, además de que se practica sin tabla.
Estamos hablando de la modalidad que da lugar a todos los deportes relacionados con las olas. Podríamos decir que el bodysurf es el padre del surf, el bodyboard, el paddle surf, etc. A diferencia de estos últimos, solo se necesita una aletas pequeñas o incluso se puede practicar sin.
¿Por qué crees que el bodysurf no tiene tantos adeptos como el surf o el bodyboard?
Creo que porque es la forma más extrema, fisica y pura de coger olas, la más ancestral y la que menos equipo requiere. Pero, como deporte, sigue siendo un desconocido para la industria del surf, ya que no vende ni promociona nada.
Sin embargo, en mi caso debo dar las gracias a Dafin (aletas), marca que me ha hecho embajador suyo.
¿Cómo es la convivencia en el agua con los practicantes de otras disciplinas?
Aquí en Lanzarote tengo muchos amigos en el agua porque tenemos algo en común: el amor por la naturaleza. Sentimos el mismo vicio por la ola. Da igual que sea surf, bodyboard o bodysurf.
Vamos a hablar de Ahmed Erraji. Sabiendo todo lo que has dicho de que es un desconocido, tengo curiosidad por saber de tus inicios con el bodysurf...
En Rabat, los acantilados y la orilla del mar están llenas de cañas. Ahí la pesca era y es un hobby para escapar del estrés de la vida cotidiana. En mi caso yo no lo tenía, pero era un aficionado más, con mi caña y un carrete de hilo de tela vacío donde recogia el sedal. Todo era casero, apenas existían tiendas de pesca, el plomo en aquella época nos costaba trabajo. Íbamos siempre a un taller de mecánica en el que el dueño nos dejaba recoger del suelo pequeñas bolitas de plomo y estaño, restos de soldadura que después se funden y se forma todo. Y hacíamos un trueque plomo/pescado.
Soliamos pescar siempre en zona rocosa, así que cada vez que se me enganchaba el anzuelo en alguna roca, dejaba la caña en la mano de alguien, nadaba con el sedal en la mano guiándome hacia el lugar, hacía apnea, seguía el hilo, desenganchaba el anzuelo y volvía arrastrándome recto por una ola o como la llaman ahí... 'cogiendo el taxi'. Uno solo conoce su propia fuerza cuando se encuentra con la necesidad de usarla. Y así fueron mis primeros pasos con el bodysurf.
Y de ahí a Lanzarote. ¿Cómo es eso?
Por 'trabajo'. Antes también viví en Gran Canaria, pero un día un hotel me llamó desde Lanzarote para una entrevista. Cogí mi furgo rumbo a la isla volcánica. Pasé la primera noche en la playa de Famara. Lasegunda en La Santa. Y ahí entendí que me daba igual el resultado de la entrevista. La isla tenía tanta energía que te retiene como la mismísima gravedad...
¿A qué te dedicas ahora?
Ahora mismo soy educador, pero he trabajado 15 años como socorrista.
Explícame el mejor momento que recuerdas relacionado con el bodysurf.
En el agua todos los días son momentos bonitos que se inmortalizan. Pero la felicidad se duplica cuando aparece alguno de esos momentos en la cabeza en forma de flash.
Varios de esos momentos los he vivido con Ruiman Hauche 'El Dragón'. Un gran amigo que conocí en la playa de Lloret, en Las Palmas de Gran Canaria. Me preguntó qué hacía, se lo enseñé y rápidamente tuvimos una buena conesión. Cuando la amisdad, el bodysurf y el amor por la naturaleza se mezclan... se obtienen grandes momentos. Nos separó el destino, pero esa energía se quedó ahí y cada vez que baja a la playa... coge las olas a pecho como yo. Esa conexión sigue ahí.
Ahora el momento más duro.
Me he enfrentado en multitud de ocasiones a la muerte. He sufrido duras caídas de las que siempre he conseguido salir.
Una de ellas me ocurrió en la ola 'El Frontón', en Gran Canaria. Después de tres horas de bodysurf, una derecha me cerró rápido. Caí pero no pasó nada. Al subir a la superficie me di cuenta de que estaba en la zona de impacto. Intenté remar muy rápido mientras venía hacia mií una ola con mucha masa y absorbiendo todo el agua por su camino. Intenté esquivarla haciendo un pato a un metro de profundidad. ¡Madre mía lo que sentí! A la vez que era engullido por la ola impacté fuertemente contra el fondo. Fue todo rápido, sentía frio en mi espalda. Después de unos 5 segundos, la lavadora dejó de funcionar, subí a la superficie, intenté salir pero no me dejó la corriente. Volví al pico y nadeé en diagonal unos 500 metros hacia el pueblo. Conseguido, aunque me lapidó toda la espalda. Por suerte el daño era superficial...
Uf, ¡qué duro!
Otra cazada fue en Nazaré. Tardé más de 20 segundos en subir. Cuanto más lo intentaba, más me engullía la ola hacia abajo. Al final logré llegar a la superficie con la última burbuja de aire que me quedaba.
Y eso que llevas aletas...
Aunque uno tenga aletas no significa que puedes subir rápido. Cuando uno tiene que remar hacia la superficie, hay que usar los brazos y no las piernas, ya que los músculos de las piernas son más grandes y consumen más oxígeno. Y te aseguro que hace falta ahorrar oxígeno en esta situación....
¿Cuál es la ola más grande que has surfeado?
Tengo en mi cabeza bonitos recuerdos. Uno de ellos es una bajada en Nazaré. En la foto se ve que la ola es 12 veces mi cuerpo con aletas...
Otro recuerdo es "la punta bra" en Lanzarote, donde se ve todo el pueblo de La Santa y un pequeño punto negro (yo) bajándola.
¡Épico! ¿Tienes algún proyecto en mente?
Me gustaría bajar la pared de Teahupoo y Mavericks. Y, por supuesto, volver cada año a Nazaré.