Holanda se despide con una sonrisa

La Vuelta se despide de Holanda tras tres etapas y 388, 3 kilómetros. Esta salida, prevista para 2020, se aplazó a 2022 por la pandemia, y la sensación entre los neerlandeses, y la propia Vuelta, es que la espera mereció la pena. Todo salió a pedir de boca: el clima respetó, la gente inundó las calles al paso de la carrera (260.000 personas se dieron cita en Utrecht para la jornada inaugural) y a nivel deportivo, brillaron los héroes locales.

Para arrancar, el equipo más fuerte, o uno de ellos, el Jumbo, tenía la motivación de partir desde su país. Su patrocinador, que es una cadena de supermercados, está presente en gran parte de las localidades neerlandesas. Roglic, favorito y eje del equipo, cedió y permitió que dos compañeros suyos holandeses disfrutaran: en la contrarreloj por equipos, dejó que el veterano Robert Gesink, que a sus 36 años militó toda su carrera en el equipo, cruzase la meta en primera posición para vestirse de líder de La Vuelta.

En su país, con su familia y amigos presente. Un detallazo. En la segunda jornada, de nuevo con final en Utrecht, aunque esta vez en una etapa en línea, hubo cambio de líder, pero dentro del equipo: el también holandés Mike Teunissen se metió en la volata y, por puestómetro, cogió el testigo a Gesink para vestirse de rojo. Nunca dos holandeses habían sido líderes en la misma Vuelta. No todo es perfecto, obviamente, y corredores como Woods y Cras, por caídas, Peñalver y Madrazo, por COVID ya en Utrecht en los test previos, y Nairo, por decisión personal a escasas horas de empezar, no están en carrera. Una pena. ¡Bedankt (gracias), Holanda!