El Teide ya estaba listo para La Vuelta
La etapa tenía permisos de medio ambiente y acababa a 2.390 metros. Tenerife no quiere que este proyecto caiga en saco roto y ya trabaja en recuperarlo para el futuro.
Las autoridades de Tenerife, y una parte de la sociedad más ligada al deporte, han aceptado con frustración, o incluso con indignación, el volantazo que dieron sus vecinos del Cabildo de Gran Canaria para impedir que las dos islas albergaran el final de la Vuelta a España 2026, cuando el acuerdo estaba prácticamente cerrado.
El desembarco de La Vuelta en el archipiélago, con un complicado operativo logístico, suponía un desembolso de siete millones de euros que se dividía en tres partes: Gobierno de Canarias y los Cabildos de Tenerife y Gran Canaria. Tras la espantada de este último, Tenerife llegó a valorar si podía afrontar el reto sin su vecino, pero no salían las cuentas.
Tenerife ya había adelantado mucho trabajo para acoger la carrera ciclista, liderado por Lope Afonso, vicepresidente y consejero de Turismo del Cabildo, que ha estado al frente desde el inicio del proyecto. Los permisos de Medio Ambiente ya estaban concedidos para poder transitar por el Parque Nacional del Teide, si bien con algunos condicionantes en transporte y en señalización, dado que es una zona sensible. Para conseguirlo, la Vuelta a España había sido incluida en un catálogo de pruebas deportivas excepcionales, junto a la BlueTrail y la Vuelta a Tenerife, que también pisan el volcán. Igualmente, se habían mantenido conversaciones técnicas con la Unión Ciclista Internacional (UCI).
La etapa del Teide iba a terminar en el Observatorio de Astrofísica, a 2.390 metros de altitud, después de descartar la meta en el Parador Nacional. Quienes han trabajado en el recorrido aseguran que el trayecto previo concentraba una dureza selectiva.
Tenerife no quiere que este proyecto caiga en saco roto y ya trabaja en recuperarlo para el futuro. Así lo confirmó Lope Afonso el pasado martes durante la presentación de la bicicleta Aurum Magma Tenerife, junto a Alberto Contador e Ivan Basso: “Igual que hacía Contador en la montaña, nosotros tampoco vamos a rendirnos hasta coronar el puerto”.
Manolo González, consejero de la empresa Ideco, implicada en la organización local de la Vuelta, también confía en recuperar el plan para el futuro, pero eso no amortigua su frustración: “Estamos muy dolidos, porque había mucho trabajo detrás de un proyecto que era bueno para todos: para toda Canarias, para el turismo, para el ciclismo... Y se ha ido todo al traste por temas políticos que no deberían influir en el deporte”.
Hay que recordar que el Cabildo de Gran Canaria basó su renuncia en los últimos acontecimientos de la Vuelta por la participación del equipo Israel. En esa isla gobiernan Nueva Canarias y el PSOE, mientras que Tenerife está en manos de Coalición Canaria y el PP. Política aplicada al deporte.
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