Diego Rubio: “El cuerpo no me pide montar en bici”

El 2022 fue el último año como ciclista de Diego Rubio. Desde el inicio, fue una temporada marcada por las lesiones. En la Challenge de Mallorca tuvo su primer accidente, que le dejó cuatro mesas fuera de competición. A finales de mayo regresó y en Estonia tuvo su segundo percance grave. Fue el día 27, y fue la última vez que se puso un dorsal. Una fractura de cúbito y radio en el brazo izquierdo. Le operaron en Estonia, pero todo fue mal. “Una chapuza”, dijo el corredor en AS tras aquello. Escayola mal puesta, placas descolocadas, muñeca desviada… todo mal, lo que le derivó a nuevas operaciones en España, pero el brazo ya no volvería a ser el mismo. Nunca más podría a recuperar plena para seguir siendo ciclista y el objetivo era que pudiera hacer vida normal. Su contrato con el Burgos BH terminó a finales de 2022 y en agosto de este año anunció su retirada.

Ahora está en La Vuelta, una carrera en la que compitió cuatro veces, pero con un rol diferente al que imaginaba. “Estoy con la organización, llevando una furgoneta de invitados VIP. Me apetecía seguir en el mundillo, que al final es el mío, conozco mucha gente y estoy muy cómodo. Lo veo sin morriña, estoy disfrutando”, cuenta el alto corredor abulense a AS. “El año pasado y este fueron muy duros para mí, pero ya le he dado la vuelta y creo que no tengo derecho a quejarme. Quiero seguir adelante”, explica con convicción el de Navaluenga.

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Montar en bici no es una de sus prioridades en este momento: “Creo que en Mountain Bike podría, pero en la posición de bici de carretera me dolería, sobre todo si voy con gente. Si no dependo de nadie, evito baches y demás, podría ir tranquilo, pero el cuerpo no me pide montar. Lo he pasado tan mal este tiempo… y creo que me dolería. Eso será para siempre. Veo a los corredores y les doy ánimo”. Una fase de la vida diferente a la que tenía prevista Diego Rubio tiempo atrás, que incluso llegó a ser internacional con España, pero que afronta con entereza.