Cerler, 18 años después
La Estación de Esquí aragonesa vuelve a ser clave en La Vuelta 2025 y el triunfador Roberto Laiseka reconoce la subida con AS: “Es un puerto rompepiernas”.


Aragón volverá a ser protagonista en La Vuelta, y no será únicamente por las clásicas etapas camino a Zaragoza en las que el viento (el cierzo) suele ser protagonista haciendo que el pelotón salte por los aires. Esta vez, además de la citada etapa en Zaragoza que será al día siguiente, Huesca será la protagonista con el desenlace en la Estación de Esquí de Cerler. Siendo La Vuelta del 90 aniversario, repleta de cimas míticas y que, en varios de los casos, llevaban un largo tiempo sin estar sobre la mesa, Cerler regresa al mapa de la ronda española tras 18 años.

Será en la séptima etapa, el 29 de agosto, y partiendo de Andorra, dejando atrás el inicio foráneo de la carrera (arranca el 23 de agosto en Turín y termina el 14 de septiembre en Madrid). La llegada: un puerto de 12,1 km con un desnivel medio engañoso del 5,8% y rampas que llegan al 14%. Para reconocer el terreno, Roberto Laiseka (56 años), triunfador en esta cima en 2005 (en uno de sus tres triunfos en La Vuelta), reconoce la ascensión con AS. El punto de quedada es Benasque, prácticamente a pie de puerto. Apenas dos kilómetros hasta la llegada a una rotonda ya dejando atrás las casas, un giro a derechas y… pum, empieza el puerto y a lo grande. El Valle Escondido en su máximo esplendor.

El regreso a Cerler
“Es un puerto bien diferenciado en dos partes. La primera, hasta la llegada a la localidad de Cerler. Son cuatro kilómetros bastantes constantes y después llega un pequeño descanso. Al salir de Cerler vuelve la dureza (llegando otra vez al 14% de desnivel). Después, un par de kilómetros que rondan el 9% y el 10%. Luego llega otra bajada, que es la que hace que baje ligeramente la media total del puerto. Son 12 km, y no creo que sea un puerto para hacer grandes diferencias en la general, pero el que llegue fundido con lo anterior…”, deja caer Laiseka. Y es que lo anterior es, al poco de arrancar, el Port del Cantó, una exigente subida “en la que se deberá formar la fuga”, para luego ascender la Creu de Perves y el Coll de L’Espina. En total, jornada de cuatro puertos, siendo el último el más exigente.
“Estamos metidos en un valle, rodeado de montañas, por lo que el viento no debería afectar en exceso. Lo que sí que está es muy expuesto al calor, con un asfalto contundente, del que se pega a la rueda, y eso siendo agosto hay que tenerlo en cuenta. La subida también tiene largas rectas, la mayoría en subida, y ahí ves directamente a tus rivales, puedes controlar… aunque se hace duro para la mente. Lo que está claro es que con los pequeños descansos es un puerto que engaña, porque al final subimos a casi 2.000 metros (1.912). Esos descansos pueden venir bien a unos y mal a otros, porque te rompe el ritmo. Plato grande, luego a 50 km/h, otra vez plato grande, a 20 km/h… es rompepiernas, con los últimos 6 km teniendo varios toboganes. Es un puerto que tiene de todo”, analiza el vasco afincado en Bilbao.

En el pasado, La Vuelta terminó en algunas ocasiones en la propia localidad de Cerler, pero la dureza es mayor al subir hasta la Estación de Esquí, como este año. La subida también pasa por delante de un Refugio Militar, que alberga distintas historias curiosas contadas por gente de la zona, antes de afrontar el durísimo tramo final. “La estrategia tiene que ser importante. Es solo la etapa 7, pero vienen de un primer esfuerzo intenso en Andorra y el líder debería meter a un compañero en la fuga. Llegando a Benasque es cuando se puede empezar a aplicar esa táctica. No será fácil entrar en la fuga porque, además, creo que es un día en el que tendrá muchas opciones de llegar. Venimos del inicio en el extranjero, una crono, la llegada a Andorra… diría que la gente se estará posicionando todavía, pero con el ciclismo voraz que estamos viviendo tal vez los líderes tampoco dejan mucho margen”, cuenta Laiseka sobre lo que puede suceder en las carreteras aragonesas.
“Esta zona de Cerler es preciosa. Al no tener carretera de paso a Francia y similar, es prácticamente venir de cosa hecha a este punto, porque luego tienes que volver por el mismo sitio, pero es muy recomendable”, dice Roberto, que corrió toda su vida en el Euskaltel Euskadi, mientras mira al fondo sentado junto a la Estación de Esquí, obviamente sin actividad en verano. Durante la subida, son numerosas las señales que indican el desnivel en cada kilómetro de la ascensión, por lo que está también muy pensando y enfocado para los cicloturistas… y los profesionales, que también contarán con esas referencias. La última vez que La Vuelta acabó en esta montaña fue en 2007, con victoria del italiano Leonardo Piepoli, al que se le dio especialmente bien esta ascensión porque, además, logró otros tres éxitos en este punto en la Vuelta a Aragón.

Desde finales de la década de 1980 hasta inicios de los 2.000 rara era La Vuelta que no pasaba por este punto. Chava Jiménez, Tony Rominger, Perico Delgado (del que hay pegatinas en el cartel de la llegada), Roberto Torres, los colombianos Herrera y Parra, Cubino… son algunos de los nombres que lograron vencer en la Estación de Esquí de Cerler, y sin olvidar, como es obvio, a Roberto Laiseka, que lo hizo en 2005. Como es habitual en estos reportajes (siendo habitualmente con gente de la zona), el protagonista explica cuál sería el mejor momento para lanzar un ataque ganador.
En el caso de Laiseka, que no había vuelto a este puerto desde que ganó hace ya 20 años, simplemente tuvo que hacer memoria y recordar sus ataques, ya que no fue solo uno, que le permitió triunfar. “Cuando gané yo estaba ya perdido en la general. Estaba en un grupo con Carlos Sastre, Roberto Heras, Denis Menchov y García Quesada. Ellos eran los que se estaban jugando esa Vuelta (la acabó ganando Heras) y traté de jugar mis cartas ya que no era el más fuerte. Primero intenté arrancar de llegar a la localidad de Cerler, pero apenas tuve margen (el grupo era más numeroso en ese momento). Después, y todavía sin llegar a Cerler, nuevo movimiento. Ahí sí que tuve 15-20 segundos, pero poco después, por el Refugio Militar, los más fuertes de la general me volvieron a neutralizar. Fue en la última parte del puerto, la zona que ya no es tan dura, donde hice el tercer y último ataque. Ellos se quedaron mirándose el uno al otro con la mente en la general y ya tuve esa pequeña renta que fue suficiente para ganar”, rememora Laiseka sobre el que fue el último triunfo de su carrera “y el primero con casco”.
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La Estación de Esquí de Cerler inscribirá un nuevo nombre en su palmarés en este 2025 que se unirá al de numerosas leyendas. Pasado y presente.
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