Desenlace extraño: Escartín anunció ‘la meta’ con una bandera
Los tiempos se neutralizaron a falta de 2 km de meta por el estado de la llegada, embarrada por las precipitaciones. Los corredores creen que fue “correcto”.
Fernando Escartín, director técnico de La Vuelta, estaba situado en el punto cercano a los 2 km del final (Radio Vuelta anunció que sería a falta de 2,6 km, finalmente fue a 2.050 metros de la llegada) con una bandera amarilla junto a una de las jueces, comisarios y cámara terrestre. Era el momento en el que los tiempos para la clasificación general se detenían. “Esta decisión la tomamos alrededor de 30 km de meta. Era un riesgo grande”, destacó a este medio. Lo que venía después de ese punto solo tenía valor para el desenlace del triunfo de la jornada, pero sin tiempos en cuanto a la general, algo que afectaba especialmente a los favoritos. Kiko García, otro director técnico de La Vuelta, explicó a AS esta decisión: “Fue todo sobre la marcha. Desde la meta nos llamaron que estaba muy embarrado y decidimos hacerlo por la seguridad de los corredores. Fue todo iniciativa nuestra y parece que los equipos lo agradecieron. El punto de los tiempos estaba situado justo tras las rampas del 20% para evitar así riesgos en el descenso”. Además, se eliminaron las bonificaciones en meta.
Por la mañana, antes de la llegada de la carrera, varias furgonetas se quedaron atrapadas por el barro, y es que la lluvia complicó en exceso la situación, incluso para la zona de aparcamiento en la llegada. Había espacio, pero tras las precipitaciones, desde La Vuelta pidieron que subieran los menos coches posibles. Sepp Kuss, el líder de la carrera, mostró su satisfacción con esta medida. “La decisión fue correcta porque la bicicleta patinaba mucho en las curvas. El asfalto no estaba muy bien. Con esas curvas llenas de barro, si se hubiesen jugado la victoria cinco o diez corredores al esprint, alguno se hubiese caído”, destacó el maillot rojo, que sigue al frente de la general y vivirá su primera jornada de descanso de una gran vuelta en lo más alto de la clasificación. Roglic también vio “buena” esta decisión.
Tras la etapa, todos los corredores descendieron del puerto hacia el Polideportivo de Caravaca, donde se pegaron una ducha rápida (cada equipo tenía marcado a la que tenían que ir) y la mayoría descendieron el puerto en su bicicleta. Algunos, como Castroviejo, prefirieron hacerlo en coche y evitar riesgos. De este modo, y con ciertas prisas para que el avión saliese lo antes posible, los corredores se alimentaron una vez duchados y una buena parte del pelotón fueron en autobuses comunes rumbo al aeropuerto para poner rumbo a Valladolid. Una jornada marcada por la lluvia, un factor que impidió ver el desenlace de Caravaca en plenitud, ya que durante los dos últimos kilómetros los favoritos a la general subieron calmados, saludando e incluso hablando entre ellos.