Ferrand-Prevot se exhibe en Madeleine y acaricia el Tour

“Tengo altas ambiciones para el Tour de Francia”. Concisa y contundente. Como es ella. Una leyenda viva del ciclismo. Con estas palabras, Pauline Ferrand-Prevot (33 años) avisaba en AS durante La Vuelta de sus aspiraciones para el Tour Femmes, algo que para muchos parecía una auténtica locura por su falta de experiencia en grandes vueltas y por tener que medirse a rivales de la talla de Katya Niewiadoma y Demi Vollering. A la hora de la verdad, en la parte culminante de la etapa reina de la Grande Boucle, todo eso dio igual. No deberían existir pronósticos en contra de la francesa. Y si los hay, los hace añicos.

La corredora del Visma firmó una exhibición para la historia en la Madeleine, donde una a una fue soltando a todas y cada una de sus rivales directas a base de ritmo, sin ponerse de pie sobre los pedales, para hacerse con un triunfo de etapa que le permitirá proclamarse campeona del Tour este domingo, merced a las diferencias siderales que sacó a su favor. En su currículum ya figuraban los títulos mundiales en carretera, gravel, ciclocross, MTB (más oro olímpico) y un Monumento como la París-Roubaix (conseguida este año), pero faltaba la pieza más codiciada, la más prestigiosa. Campeona de todo. Desde mañana, más que nunca.

El recorrido invitaba a la acción desde el comienzo, sobre todo, al subir a balón parado el Col de Plainpalais, con sus largos 13 km. Eso propició una numerosa fuga temprana en la que entraron corredoras de muchísimo nivel, como Fisher-Black y Evita Muzic. Vollering, por lo que pudiera pasar, mandaba por delante a una de sus mejores gregarias, que además llegó a ser líder virtual. La pelota pasaba al tejado del AG Insurance, tanto del maillot amarillo, Le Court, como de su jefa de filas, Sarah Gigante. Por si fuera poco, la escapada contaba con Maeva Squiban, que buscaba su tercera victoria consecutiva en este Tour.

La etapa se cocinó a fuego lento por llanuras favorables. Poco había que decidir hasta la llegada de la Madeleine. O al menos eso dictaba el guion… A 65 km de meta llegó un giro inesperado: Le Court se iba al suelo en un largo tramo de descenso. Adiós al amarillo, aunque el mazazo para el AG Insurance sería doble. Gigante volvía a sufrir de lo lindo bajando y se descolgaba del grupo principal. El Visma olió sangre y metió una marcha más para distanciar a la australiana. Ferrand-Prevot ganaba enteros, como mínimo, de podio. Incomprensiblemente, una vez en el llano, el grupo principal decidió no hacer leña del árbol caído, por lo que Le Court y Gigante pudieron reincorporarse.

Solo quedaba Madeleine (19 km al 8%) para dictar sentencia, incluso, para decidir el destino de este Tour Femmes. Allí llegaron las escapadas con 1:40 sobre las favoritas, renta que se presumía insuficiente para soñar. Quien no pudo ni planteárselo fue Squiban, que perdía contacto con las corredoras de cabeza en las primeras rampas. No habría hat-trick para la francesa, aunque nadie le quitará ser el gran descubrimiento de esta Grande Boucle. Entre las mejores, todo saltó por los aires a unos 12 km de la cima. Como no podía ser de otro modo, Gigante encendió los fuegos artificiales con un ataque lejano al que no respondieron ni Vollering, ni Niewiadoma. Sí lo hizo Ferrand-Prevot, que en su primera participación en el Tour Femmes estaba deslumbrando.

El movimiento de la australiana no solo fue valiente, sino sumamente inteligente. Pronto recibió la ayuda de su compañera Ghekiere, que andaba en tierra de nadie, y abrió un hueco precioso. Tanto Gigante como Ferrand-Prevot estaban asestando un golpe tremendo al Tour, ni más ni menos que ante la vigente campeona y la máxima favorita, bastante alejadas de su mejor versión. Para entonces, la francesa ya era líder virtual, con un buen colchón de segundos sobre Gigante, botín conseguido en los primeros días de carrera. Pero quería más… Y a base de ritmo, soltó a la australiana a 8 km de la cima. También sin levantarse del sillín dio cuenta de Fisher-Black, última superviviente de la fuga, a 5 km de meta. La francesa, en otra liga, fue inalcanzable y ganó la etapa con 1:45 sobre Gigante y 3:03 respecto a Vollering. Diferencias que, salvo hecatombe, le servirán para coronarse campeona este domingo en Châtel Les Portes du Soleil. Una ciclista legendaria.

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