NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

CICLISMO

Van der Poel, un año extraño

El neerlandés ha vivido una temporada de muchos altibajos, de la victoria en Flandes al calabozo en Australia. El próximo curso sólo correrá una grande: el Tour.

Van der Poel, un año extraño
MASSIMO FULGENZIAFP

La temporada de Mathieu Van der Poel ha tenido de todo. Desde el inicio. El curso del neerlandés empezó entre incógnitas. Una lesión en la espalda le apartó del ciclocrós y volvió a la carretera en marzo, después de cinco meses sin competir, con la París-Roubaix como última carrera hasta dicho momento. “Participará sin expectativas. Se decidió que afrontara los 293 kilómetros del recorrido a realizar una sesión de entrenamiento el sábado”, compartió su equipo, el Alpecin, para anunciar su participación en la Milán-San Remo. Una “sesión de entrenamiento” que terminó tercero, por delante de Tadej Pogacar o Wout van Aert. La bestia estaba de vuelta, como demostraba en el Tour de Flandes, imponiéndose con su poderosa llegada.

En Italia, llegaba su show particular. Ganó la primera etapa y lució de rosa hasta que Juan Pedro López, con su prometedora actuación, se lo arrebató en la tercera jornada. Fuga tras fuga, siendo protagonista durante todas las jornadas y buscando sorprender hasta el final, incluso en los terrenos menos cómodos para sus condiciones. Tras la hiperactividad, un parón de más de un mes, hasta el Tour de Francia, que le pudo pasar factura. “Soy una sombra de mí mismo”, llegó a decir en los primeros días de una ronda francesa que terminaría abandonando en la 11ª etapa. Tomó nota. Para la próxima temporada, sólo competirá en una grande, tal y como ha revelado en declaraciones para el portal Cycling News. “Solo haré 10-15 carreras de ciclocrós, luego me prepararé para la temporada de clásicas, después descansaré un poco y me iré al Tour. Solo haré una gran vuelta”, explica.

El corredor del Alpecin ha alargado su curso al máximo, compitiendo en el Giro del Véneto, que abandonó tras 100 kilómetros (“estaba aquí toda la semana de todos modos, es difícil seguir entrenando, así que preferí hacer una carrera para mantenerme ocupado”), y en la Serenissima, prestigiosa prueba de gravel que ya afrontó como tercero del mundo, tras estar en el primer podio de la disciplina junto a su compañero de equipo Gianni Vermeersch (1º) y a Daniel Oss (2º). Un poco de calma. Vuelta a la normalidad competitiva tras su incidente en Australia, donde estuvo en el calabozo tras enfrentarse a dos adolescentes que le impedían descansar (tras juicio, fue condenado a pagar 1.000 dólares como indemnización a las jóvenes) y antes de disputar el Mundial de carretera, del que se retiró en el km 35.

“Lo de Ayuso, en mi caso, no sería posible durante 15 años”

“Creo que este año el cansancio mental es un poco más grande que el físico. El Mundial de gravel es algo que quería hacer porque es especial, pero luego estas dos carreras fueron extra. Seré feliz si puedo tomarme un pequeño descanso”, valora ahora, tras todo lo vivido en un año extraño, en el que grandes nombres han abandonado el pelotón. Alejandro Valverde, Vincenzo Nibali, Philippe Gilbert... trayectorias muy longevas que, según su criterio, es difícil que se repitan: “Leí una entrevista a Serge Pauwels donde dijo que la nueva generación solo va a durar hasta los 30, quizás los 35, pero ya no como Gilbert y Valverde. Creo que tiene sentido y que es la evolución del ciclismo. Si miras a Juan Ayuso, con 19 años subió al podio de una grande (ahora ya tiene 20). Para mí, no es posible hacer esto durante 15 años, hablando por mí. Como me siento ahora, definitivamente, no continuaré hasta que tenga 40 años”.