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CICLISMO | GIRO DE EMILIA

Roglic se irá ganando

El esloveno, el día en el que anuncia su marcha del Jumbo, se impone en el Giro de Emilia tras superar a Pogacar en el mano a mano. Es su 80ª victoria.

Actualizado a
Roglic se irá ganando

Todo orbitó alrededor de Primoz Roglic. Antes de la salida en el Giro de Emilia, este sábado, anunció su marcha del Jumbo-Visma, con el fantasma de la fusión con el Soudal Quick-Step sobrevolando. Después de 204 kilómetros en los que estuvo en boca de todo el planeta ciclismo, el esloveno levantó los brazos en el santuario de San Luca por tercera vez en su carrera (también en 2019 y 2021). La 80ª victoria de un palmarés extraordinario que, la próxima temporada, se continuará ampliando lejos de las tierras neerlandesas que le acogieron en 2016. Antes, el tres veces ganador de La Vuelta y vigente campeón del Giro estará en Lombardía con una candidatura de enjundia: tras sentar al vigente campeón, Tadej Pogacar. Después del último Monumento del año, seguramente, comunicará su siguiente casa. Bendita sea. Porque Primoz es un ganador. Y se irá ganando.

En el Jumbo, en el Visma-Soudal o como quieran llamarse, echarán de menos el rush final de un corredor de autor. Un finalizador. Un veterano que nunca se cansa de ganar. Y que lo hace como pocos. La victoria en San Luca, con sus 2,1 km al 9,3% y picos del 12%, tomó la forma habitual en el generoso currículum de Roglic. Su cromo más repetido. Aleksandr Vlasov, el primero en moverse en el momento de la verdad, Enric Mas, que partía como vigente ganador de la carrera y terminó cuarto, Richard Carapaz, propositivo como siempre, Pogacar y el propio Roglic llegaron al último kilómetro prácticamente en paralelo. A su altura, debido a la vigilancia mutua, terminaron asomando Michael Woods o Simon Yates, que completó el podio. Ninguno, ni siquiera un Pogacar que arremetió con fuerza a 700 metros de la línea de meta, pudo descolocar a un Roglic que aguantó agazapado y, con mucha fuerza, sentó a su compatriota del UAE, segundo y rendido. Primer aviso en tierras italianas.

“Es muy bonito. Se lo dedico a mi familia, que siempre me ha apoyado. Principalmente, en los momentos más duros. Es una carrera icónica. Sobre todo, la subida final, que es dura. Los últimos kilómetros han sido muy exigentes, he ido a por ello y he sentido las piernas para rematar”, analizó Primoz tras la victoria. “Puedo confirmar definitivamente que dejaré el equipo”, había dicho antes de ella, en Carpi. En medio, prevaleció sobre un UAE que puso en liza todo su arsenal. Adam Yates, tras un buen trabajo de Rafal Majka y ya sin un Juan Ayuso que abandonó, se puso a marcar el ritmo antes de la última vuelta al circuito final, con cinco ascensiones en total a San Luca. Mandaron, pero no culminaron.

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Protagonista de principio a fin

Antes, tras las declaraciones de Roglic, un grupo de ocho corredores, en su mayoría italianos con el español Marcel Camprubi infiltrado, formaron una fuga televisiva. Sus opciones eran remotas (sólo llegaron a tener 2:30 minutos) y, viendo los movimientos a su espalda, también la fe. Tanto el UAE como el Jumbo se pusieron a controlar desde el inicio y, cuando fue necesario, también aportó el Movistar, con la convicción de que Mas podía repetir la hazaña de hace un año. Pese a aguantar con los mejores, no se presentó al explosivo duelo por la victoria, lejos de su especialidad. Con la escapada neutralizada con cuatro vueltas por delante, Chris Harper o Simone Velasco tuvieron su momento. Rascaron algunos segundos a unas cámaras que apuntaban al unísono hacia el mismo sitio: Primoz Roglic.