“Lo único bueno, el restaurante”: un Soudal Quick-Step poco clásico
El manager del equipo belga, Patrick Lefevere, se muestra crítico con sus ciclistas, sin buenos resultados en carreras de un día. Flandes, próxima oportunidad.
En 2021, a estas altura de la temporada, Davide Ballerini se había impuesto en la Omloop Het Nieuwsblad. Sam Bennett lo había hecho en la Brujas-La Panne y Kasper Asgreen, en la E3 Saxo Bank Classic. El danés, además, estaba a punto de coronarse en el Tour de Flandes. El ahora Soudal Quick-Step brillaba en sus tierras belgas, siendo fiel a su cultura. Una esencia que se ha ido difuminando. El año pasado, más allá de una pequeña alegría en la Kuurne-Bruxelles-Kuurne de la mano de Fabio Jakobsen, la escuadra dirigida por Patrick Lefevere no consiguió ninguna victoria de prestigio en carreras de un día hasta la Lieja-Bastoña-Lieja de Remco Evenepoel, que ponía la primera piedra de su gloriosa triple corona, juntando Monumento, Mundial y Vuelta a España. Esta temporada, la historia de repite.
En casa, hasta el momento, sólo ha levantado los brazos Tim Merlier, que ganó en la Danilith Nokere Koerse (1.Pro). Más allá de dicha victoria, los mejores puestos en carreras de un día (en categoría World Tour) han sido el podio de Yves Lampaert en la Brujas-La Panne, carrera en la que Jakobsen fue quinto, y el sexto lugar de Ballerini en la Omloop. Como mejores posiciones dentro del equipo, Jakobsen fue noveno en la Kuurne-Bruxelles-Kuurne; Andrea Bagioli, 30º en la Strade Bianche; Julian Alaphilippe, 11º en la Milán-San Remo; Lampaert, 16º en la E3 y Merlier, 14º en la Gante-Wevelgem.
Los resultados, alejados del mejor rendimiento del equipo en este tipo de carreras, inquietan dentro de la estructura belga. Al menos, a su manager, un Lefevere que raramente se muerde la lengua. “En el autobús, dije lo que pensaba. Tuve un sabroso almuerzo en el restaurante Castor en Waregem durante la E3 Classic, dos estrellas Michelín. Esa comida fue lo único bueno del día. El rendimiento del equipo estuvo por debajo del par”, escribió el gerente en una columna periódica que firma en el medio nacional Het Nieuwsblad. “Mathieu van der Poel, Wout van Aert y Tadej Pogacar son fenómenos. Pero, ¿tampoco hay nadie en el grupo detrás de ellos? Lo siento, esto no es el Soudal Quick-Step. En el autobús dije lo que pensaba. Como siempre, sin gritar”, continuaba en su texto.
Alaphilippe no vuelve
Hace no tanto (o nada), con el año 2021 como muestra, el Quick-Step era un amasador nato de clásicas. Ahora, ese hueco lo ocupa un Jumbo-Visma que, además, también domina en las rondas por etapas, con permiso del UAE de Pogacar. La estructura belga, con Evenepoel como estrella, ha ido cambiando su filosofía (también de nombres, aunque existen muchos lazos con las victorias recientes en carreras de un día), arropando cada vez más a Remco y alejándose de esa manda de lobos (wolfpack) que tanto les identificaba. Los éxitos llegan, pero en otras plazas y de otra forma. “El equipo es tan bueno como el líder que tenga. Y ahora mismo no tenemos un líder”, añadía Lefevere en referencia al bloque actual del equipo destinado a las clásicas.
En él, debería emerger una figura que, de momento, no se desencadena. En la Faun-Ardèche Classic, el pasado 25 de febrero, Alaphilippe conseguía su primera victoria en 2023 y desde julio del año pasado. Tras una temporada aciaga (caída en Lieja y en La Vuelta), el francés, campeón del mundo en 2020 y 2021, sigue lejos de su mejor nivel. Y de la fortuna. En Harelbeke, se vio obligado a abandonar por problemas estomacales y fiebre, algo que tampoco gustó a Lefevere. “¿Qué quieres que diga a eso? Si tiene fiebre, no debe comenzar”, escribió en su columna. Un dardo entre muchos hacia Loulou, que tiene contrato hasta 2024. “Tiene salario de campeón, pero debe confirmar que todavía es un campeón. Sí, tuvo mucha mala suerte, pero siempre son los mismos los que tienen mala suerte…”, le dedicaba en diciembre. Flandes, próxima oportunidad.