Evenepoel iguala con Lejarreta
Tercer triunfo del belga en la Clásica de San Sebastián, tras superar con autoridad en el esprint a un bravo Pello Bilbao.
Evenepoel le ha cogido gusto a la brisa de La Concha. San Sebastián es casi su segundo hogar. La capital guipuzcoana que este año ha abrigado la Clásica, la Itzulia femenina y dos etapas del Tour. Tres veces se ha impuesto, así que iguala en el palmarés a Lejarreta, que le ha entregado hoy la txapela de ganador. Colecciona las ediciones de 2019, 2022 y 2023, tres de las cuatro últimas convocatorias, ya que en 2020 no hubo carrera por culpa del COVID. Y la impresión es que volverá a subir a lo más alto del podio más veces. “Amo esta carrera, este lugar, a la afición... Es indescriptible lo que siento por haber terminado un gran trabajo de equipo”, se emocionaba. Su poderío se demuestra en el hecho de que ha provocado el corte y ha sacado de rueda a casi todos cuesta arriba y, no contento con eso, ha certificado el triunfo en el esprint final. Su armadura impresiona: está ancho, muy ancho, aunque parece con sobrepeso es puro músculo, una verdadera fuerza de la naturaleza, escapa del perfil ‘chupado’ de muchos compañeros. Ocho campeones del mundo han ganado la Clásica, pero solo Remco puede presumir de haberlo hecho portando el maillot arcoíris, ese que defenderá en unos días en Glasgow. Y eso que todo empezó torcido: se cayó en el recorrido neutralizado. Fue atendido por los médicos en una muñeca y se reincorporó al pelotón poco después.
Hace tiempo había quien le comparaba con su compatriota Merckx, palabras mayores, el ‘Caníbal’ sigue devorándose hasta a posibles sucesores, es imposible ponerse a su altura. Remco ha ganado muchas cosas, pero la victoria en Donostia la celebró por todo lo alto. A 150 metros para la raya final, pegó un latigazo y derrotó a Pello Bilbao en el esprint. Se le veía con buenas piernas, un pedaleo muy fresco y la misión para el vizcaíno era titánica. La gloria es para el jefe del Quick-Step, pero nadie le quita el aplauso a Bilbao, que viene muy castigado del Tour, a unas horas de las vacaciones, y se batió el cobre hasta el último gramo de fuerza, aunque no tenía nada que hacer.
Todas las miradas se lanzaban hacia Evenepoel, en el inicio de su triple defensa: el reinado en la Clásica, el Campeonato del Mundo y La Vuelta. De momento, uno de uno. Manejó la Klasikoa con una autoridad pasmosa. Se recuperaba el perfil de 2019, con dos pasadas por Murgil, y esa edición ya le subió al trono, así que los planos para llevarse la txapela eran suyos. Fue su estreno triunfal como profesional, con 19 años. Jaizkibel y Erlaitz quedaban lejos, pero el corredor del Quick-Step no quiso esperar. Como el año pasado, arrancó en Erlaitz, esta vez aún con 73 kilómetros por delante. A 50 metros de la cima, pegó una sacudida y se fue derechito hacia la meta. Le siguieron Pello Bilbao y Vlasov, sus compañeros de fatiga durante unos cuantos kilómetros. Gall y Landa intentaron cazarlos subiendo Mendizorrotz, llegaron a estar a minuto y medio, pero poco más tarde los de delante no hicieron más que agrandar la brecha. Los tres se pusieron de acuerdo en llegar y Evenepoel se frotaba las manos.
La ‘armada’ española prometía lucha, pero se quedó paralizada ante la potencia de un ciclista genial. Los jóvenes Carlos Rodríguez y Juan Ayuso no pudieron erigirse en las amenazas que pretendían ser dentro del pelotón. Al empezar la segunda subida a Murgil, tomó la responsabilidad Evenepoel. A 580 de la cima, Bilbao forzó para dejar a Vlasov y todo se quedó en un mano a mano. En la primera ascensión a ese verdadero muro, se gira a la izquierda y en la posterior, a la derecha, camino del Boulevar. Una pared de 2,1 km, 209 metros de desnivel, 10 por ciento de pendienbte media y 19 como máxima. Bilbao pudo agarrarse a la trasera del belga y tras coronar, se puso en cabeza para liderar la bajada de Igeldo. Ya sabían que la victoria recaería en uno de los dos. Fueron turnándose en el ‘curveo’ a cinco kilómetros para acabar. A un kilómetro y medio para la meta, Evenepoel se apretó las calas, como si estuviera afilando el cuchillo para clavárselo a su heroico rival. Su salida en el mano a mano fue como un disparo. Vlasov llegó a casi medio minuto y Powles, el ganador en 2021, el único que ha inscrito su nombre en el palmarés de la Klasikoa desde 2018 al margen de Remco, encabezó el rosario de ciclistas que llegaron apelotonados.
La carrera no tuvo mucha más historia. Lotto, Quick Step y Bahrain marcaron el ritmo de inicio. La escapada del día la conformaron cinco hombres: Bonnamour (ACT), Bardet (DSM), Bernard (LTK), Van Hooydonck (TJV) e Iturria (EUS). Se formó cuando todavía quedan 190 kilómetros de los 230,3 del recorrido. Amasaron más de cinco minutos cuando todavía quedaban 120 para la meta. Pero subiendo Jaizikibel, a 100 de Donostia, justo donde empezaba la parte complicada de la carrera, Bonnamour se quedó del grupo de cabeza y el pelotón redujo diferencias hasta los dos minutos por la cima. Bardet y Van Hooydonck tomaron la batuta en el descenso. Luego saltaron Evenepoel, Vlasov, Bettiol y Bilbao. El primer paso hacia el trono para Evenepoel. El rey de San Sebastián. Tiene carácter y es un pura sangre. Su ciclismo es enorme.
Clasificaciones
1. Remco Evenepoel (BEL.). 5:30.59
2. Pello Bilbao ( ESP.). m.t.
3. Aleksandr Vlasov (RUS.). a 28 sg.
4. Neilson Powles (USA.) a 2:50 min.
5. Ion Izagirre ((ESP.) a 2:57 min.
6. Tomas Skujins (LET.) a 3:02
7. Alex Aramburu. (ESP.)m.t.
8. Ruiz Costa (POR.) m.t.
9. Andrea Bagioli (ITA.) m.t.
10. Tiesj Benoot (BEL.) m.t.-