David Valero consiguió en el circuito de Izu el bronce olímpico en Tokio 2020. Natural de Baza (Granada), a sus 32 años (cumple 33 el 27 de diciembre) también atesora otro bronce en el Europeo de 2018 y considera que aún le quedan “más temporadas de alto nivel”. Charló con AS sobre su trayectoria y el futuro.

-Como después de los Juegos hubo Mundial, parece que empieza a saborear ahora del bronce de Tokio.
-Así es. Tras la prueba olímpica descansé e intenté desconectar para preparar los Mundiales de Val di Sole, pero allí las cosas no salieron tan bien como esperaba. Eso sí, con este bronce en el bolsillo. Me han tocado más homenajes y actividades con los patrocinadores, y poco a poco arranca el rodaje de la próxima campaña. Después de un éxito así, se agradece la atención.

-¿Qué significa esta medalla en su palmarés?
-Bufff… Supone la consecución de la ambición de todo deportista. Clasificarse para unos Juegos es la leche. Competir, un sueño cumplido. Y alcanzar un metal, lo máximo. Te das cuenta de que cada día de sacrificio merece la pena con una recompensa tan bonita. Te cambia la vida para siempre… te encuentras a otro nivel, prácticamente justifica una carrera deportiva.

-Usted llegó tarde al profesionalismo y compaginó la bicicleta con un trabajo como mecánico.
-Básicamente, la bici era un hobby, lo es todavía, aunque me dedico ya al 100% al mountain bike. Me siento afortunado de ganarme las habichuelas con lo que me gusta, pero tampoco me costaba dividir mi tiempo para sacarme el jornal. Siempre quise dar una buena vida a mi familia, que mi hijo (Marcos) reciba una buena educación e inculcarle unos valores de esfuerzo y honestidad.

-La parte privada resulta fundamental.
-Sí, los tuyos se convierten en el apoyo diario. Además, el niño es aún pequeño y cuesta salir de casa y perderse cosas. Y durante las peores fases de la pandemia, peor, ya que debíamos permanecer en burbuja, aislados y separados.

-El MTB nacional ha cosechado numerosos logros internacionales con Hermida, Coloma, usted… ¿Qué hace falta para que tenga más medios y repercusión en España?
-Pienso que se trata de un deporte en plena expansión. Casi todos poseemos una mountain bike, sólo hay que saber vender el producto. Sin embargo, noto que el bronce de Carlos en Río aportó unas bases sólidas para nuestro crecimiento, como el equipo BH Templo construido por él, en el que corremos Pablo Rodríguez, Rocío del Alba y yo. Ojalá otro bronce provoque más afición, porque siempre se evoluciona con cantera y competiciones. Por eso es importante que nuestras escuelas de Baza, La Nucía y Logroño atiendan y formen cada vez a más niños.

-¿Y sus objetivos de cara a 2022?
-Deseo completar un buen Mundial y una buena Copa del Mundo. Afrontaremos nueve citas de Copa, el mejor calendario para nuestra escuadra, que Carlos ha llevado a la élite. Me inculcó la chispa que necesitaba para pegar un salto al frente y conseguir el bronce de Tokio, me había acomodado un poco. Ahora siento que me quedan más temporadas de alto nivel, hasta París 2024 al menos.

-¿Piensa en qué sucederá después?
-Me encantaría continuar ligado a mi deporte y disfrutar de mi familia y mis amigos.