Asturias, patria querida… tierra de rampas

Dicen que todo lo que sube, baja...excepto en Asturias, que te puedes pegar un día entero subiendo rampas, sin casi bajar. Así ha sido la etapa reina de la Asturias Bike Race, un verdadero palizón para el pelotón que, por lo menos, se ha librado de las anunciadas lluvias. En la segunda jornada de la prueba se han abordado ascensos interminables con rampas que superaban en algunos casos el 25 por ciento de desnivel.

De nuevo se partía desde Oviedo, pero esta vez, al contrario de lo que ocurrió el primer día, casi desde el primer kilómetro han comenzado los ascensos. Nueva visita a la cumbre de La Grandota, que se ha ascendido dos veces, y también a los bosques de Tiñana, antes de iniciar una subida increíble desde el primer avituallamiento hasta el Pico Escobín, el punto más alto del Concejo de Oviedo, a 690 metros sobre el nivel del mar. De allí, bajada vertiginosa y técnica hasta Olloniego, para tras pasar varios senderos muy embarrados seguir el cauce del Río Nalón...antes de emprender el último ascenso al Picu Yanza, desde el que hemos descendido a Oviedo siguiendo el Camino de Santiago por calzadas romanas.

Un servidor ha estado dando al pedal casi seis horas y media. ¿Qué cómo se aguanta eso? Pues, por ejemplo, con la técnica del optimismo invertido: vas descontando kilómetros desde el inicio, y eso produce alegría (ya sólo me faltan 60...ya sólo me faltan 50...y así sucesivamente), aunque hoy ha habido kilómetros que han tardado mucho en cubrirse. También ayuda ver que, aunque tú estás destrozado, siempre hay alguien cerca peor aún: "Si ese sigue, yo no voy a ser menos". Y, por último, en esta carrera también empujan mucho los maravillosos parajes que recorremos, siempre forrados de una bella alfombra verde.

Pero esto aún no ha terminado. Aún resta la etapa final, la más corta, pero no por ello exenta de dificultad. Con inicio y final en Lugones, la Finisher Stage tiene un recorrido de 47 kilómetros con 1.450 metros de ascenso acumulado. Subiremos dos veces el Monte Naranco para despedirnos de esta tierra tan bella, y a la vez tan dura para los bikers.