GIRO DE ITALIA
"Hay que cambiar el chip"
Bilbao y Valls confían en la fortaleza del Bahrain pese a la baja de su líder, Landa, Caruso será la baza y habrá ocasiones de brillar, como Mäder.
Mikel Landa, Pello Bilbao y Rafa Valls integraban el trío de corredores nacionales en el Bahrain. Tras el abandono de Landa, el capitán de la escuadra, los otros dos dispondrán de más libertad para buscar oportunidades, aunque también les “tocará currar” para la nueva baza de cara a la general: Damiano Caruso, séptimo, a 39 segundos de Attila Valter. Bilbao, quinto en el Giro de 2020, anda lejos esta vez, 19º, a 2:01. Eso sí, al menos sonríen gracias a la victoria de Gino Mäder en San Giacomo. Lo explica el vasco: “Hay que cambiar el chip, y con un triunfo al día siguiente de perder a nuestro líder hemos recobrado el buen ánimo. Ahora queremos demostrar que íbamos a por el título, que formamos uno de los mejores bloques de la competición”. De 31 años, Bilbao presume en su palmarés de dos etapas en la edición de 2019: “Me encantaría repetir”.
A los 33, Valls se enfrenta en el Giro a su 11ª grande en su noveno equipo. Un alicantino inquieto y con mala suerte con los problemas físicos. En el Tour de Francia de 2020 sufrió su última lesión, una fractura del cuello del fémur derecho, de la que se ha recuperado “bien y a tiempo” para disputar la presente ronda italiana: “Resulta difícil de aceptar que por culpa de tantos accidentes no haya disfrutado de continuidad, aunque así funciona el deporte. Al menos sabía cómo debía afrontar esta rehabilitación, ya que me rompí el fémur de la otra pierna en 2017”. En Cattolica intentó incorporar a Landa después de su caída. Con cinco costillas, la clavícula y la escápula rotas, imposible: “Fue un palo”.
Valls prefiere no llevar el cálculo de las fracturas padecidas a lo largo de su trayectoria: “No me gusta mirar atrás, sino hacia adelante. Si pensara en esas cosas me volvería loco, y además se necesita bastante trabajo psicológico, no sólo físico, para superar tantos percances cuando no te dejan de perseguir”. Natural de Cocentaina, admite que la falta de regularidad, que añora desde que conquistó el Tour de Omán en 2015, afecta para encontrar contratos o ganarse una plaza en las alineaciones de las carreras importantes: “Los directores se fijan en eso y siempre es más difícil abrirse un hueco, pero en mi caso si estoy bien, rindo bien. En el Bahrain me han aportado tranquilidad y confianza frente a los malos momentos”. Valls y Bilbao cuentan con margen de maniobra. Brillar les servirá para renovar o manejar ofertas. Ambos acaban contrato esta campaña, como Landa.