Jasper Philipsen fue el vencedor de la 109ª edición del GP Escalda (Scheldeprijs), una clásica en la que el belga se impuso al esprint en el grupo de elegidos. Un triunfo de prestigio, por hacerlo en una reconocida prueba de la primavera belga y por cómo lo logró, ante dos velocistas como Bennett y Cavendish, que esta vez no pudieron dar un nuevo triunfo a un equipo tan dominador en estas carreras como el Deceuninck. Después de que en el pasado Tour de Flandes Asgreen le arrebatase la victoria a Van der Poel, la estrella del Alpecin, Philipsen consumó la venganza y dio el octavo triunfo de la temporada a esta formación que, a pesar de ser de segunda categoría, se encuentra peleando por ser la mejor estructura del panorama en la clasificación UCI.

Una carrera que contó con las bajas del Trek y el Groupama por coronavirus, y que tuvo tramos de fuertes vientos y abanicos, y en la que se seleccionó un grupo de unos 30 corredores en el que el Bora, con Ackermann, y el Deceuninck, con Bennett y Cavendish, como llamados a dominar la llegada. Sin embargo, Philipsen fue colocado a la perfección por dos compañeros que le acompañaban en el corte y fue capaz de mantener la primera plaza en la recta final para confirmarse, a sus 23 años, como un enorme velocista capaz de brillar en pruebas como este tipo de clásicas. Después de que en 2020 ya dejara muestras con tres grandes triunfos, incluida una etapa en La Vuelta, el belga cambió el UAE por el Alpecin, con el que se estrenó este miércoles a lo grande.