Froome gana la Vuelta desde la cama

En vísperas del Tour de Francia 2019, Bauke Mollema escribió un tuit, acompañado de una foto en pleno reposo: "El último ganador holandés, Joop Zoetemelk (1980), siempre decía que el Tour se ganaba en la cama, por lo tanto, desde aquí ando relajado preparando la carrera". Para su sorpresa, uno de los replicantes fue Chris Froome, con humor británico: "Bueno, aparentemente es cierto que puedes ganar una Vuelta desde la cama". Froome respondía desde el hospital de Saint-Étienne, donde se recuperaba de la tremenda caída que sufrió en el Dauphiné, el 12 de junio, casualmente el día antes de conocer que iba a heredar el triunfo en la ronda española de 2011 por irregularidades de Juanjo Cobo en su pasaporte biológico.

Aquella Vuelta fue muy especial para Froome, porque allí se descubrió como corredor de grandes rondas cuando era casi un desconocido. El africano trabajaba para Brad Wiggins, cuando dos ataques consecutivos de Juanjo Cobo en La Farrapona y el Angliru provocaron una espectacular remontada del cántabro, que desbancó a Wiggo y se enfundó el maillot rojo. El Sky dio entonces luz verde a Froome, que protagonizó un apasionante duelo con Cobo en Peña Cabarga, donde logró su primera victoria en una grande, aunque se quedó a 13 segundos del Bisonte de La Pesa.

Ocho años después, la UCI notificó la detección de anomalías en el pasaporte biológico de Cobo entre 2009 y 2011, lo que incluía sus victorias en la Vuelta y en el Angliru. Ni siquiera recurrió en el plazo previsto. El triunfo del coloso asturiano recayó en Wout Poels, el mismo corredor que acompañaba a Froome durante la revisión de la crono del Dauphiné, cuando sufrió el grave accidente a 54 km/h que le produjo fracturas de fémur, codo y costillas. Froome se apuntó la general por descalificación del español, la primera de un palmarés con siete grandes: cuatro Tours, un Giro y dos Vueltas. El podio también se reordenó: Wiggins, segundo, y Mollema, tercero. También desde la cama.