Sam Bennett cruzó primero la meta de Aguilar de Campoo tras ser el más rápido en un disputado esprint. El Deceuninck tuvo que luchar por colocar al irlandés en la llegada, y el propio velocista se abrió hueco llegó a cargar con el hombro a Emil Liepins (Trek) a 500 metros para quitárselo de encima. Ese gesto le valió la descalificación y el triunfo recayó en Pascal Ackermann, esprinter del Bora, que llegó segundo.

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Bennett, aún sin saber que perdería la victoria, explicó que su celebración, con rabia, fue porque "se intentaba meter gente de mala manera". Los jueces decidieron que su maniobra irregular era ilegal y le dieron la victoria a Ackermann, que aseguró no haber visto la acción, pero estar de acuerdo con que los comisarios estén muy pendiente de este tipo de acciones tras la últimas caídas que se han producido últimamente.

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"Ha habido demasiada lucha tras las caídas que hemos visto últimamente, también descalificaron a Ewan hace poco. Creo que ante esas acciones se actúa acertadamente, aunque en esta ocasión no lo he podido ver", comentó Ackermann. Y también dio su opinión sobre por qué parece que las llegadas son cada vez más peligrosas: "Si arriesgan más es quizá por la situación que ha provocado el Covid, con menos carreras, y que eso hace que haya más ansiedad por ganar".

Sam Bennett estuvo reunido a continuación con los jueces de la UCI mientras en las redes se enfrentaban los responsables de Deceuninck y Trek. Patrick Lefevere, mánager del equipo belga, se quejó en twitter: "Es una mierda. Él estaba dentro y corredor del Trek quiere sacarlo de ahí. Pero ya sabemos desde hace tiempo la incompetencia del VAR de la UCI". Y Luca Guercilena, del Trek, le respondió: "No hace falta VAR, sólo hay que ver las imágenes".