GIRO DE ITALIA | ETAPA 19
Cerny reina en el esperpento
El checo logró su primer triunfo en una grande en un día marcado en asterisco por el ritmo pachanguero, las formas y el fondo del plante del pelotón.
La etapa más larga del Giro de 2020, 258 kilómetros entre Morbegno y Asti, se convirtió en un esperpento de 124 km. El pelotón llevaba varios días con la idea metida en la cabeza: no hacía ninguna gracia completar una maratón entre la exigente jornada del Stelvio y las dos decisivas de Sestriere y Milán. La lluvia y el frío se aliaron con los corredores en su protesta, que echaron pie a tierra a los ocho kilómetros de empezar a pedalear, se montaron en los autobuses de sus equipos y reemprendieron la marcha en Abbiategrasso tras fuertes discusiones con la cúpula organizativa. El reinicio resultó más triste si cabe: aburrido de tirar solo, el Bora se retiró de la cabeza del grupo, que se declaró en huelga y consintió el triunfo de la fuga (se cruzó a más de diez minutos de retraso).
Aun así, la Asociación de Ciclistas Profesionales (ACP) se congratuló por la decisión, impuesta por la fuerza a RCS, responsable de la carrera: “Gracias al jurado y los gestores del Giro por escuchar la petición de la ACP. La salud es nuestra prioridad, especialmente en tiempos del coronavirus. Reducir la etapa no disminuye el espectáculo: permite que no se pongan en riesgo las defensas de los corredores”.
Al Giro poco le quedó por decir frente al plante, impulsado por Lotto Soudal y Ag2r y aceptado por los demás, aunque las escuadras italianas, Ineos y Bora sí se mostraron partidarios de cubrir los 258 km (con más desgaste se presentaba un escenario preferible para Geoghegan Hart y Sagan). Bastante labor le cayó a Mauro Vegni, director de la ronda, con coordinar el traslado, establecer la línea de salida y una mínima infraestructura en otra localidad, calcular el mejor horario para que la noche no se echara encima e intentar salvar la imagen de cara al exterior, pese al enfado tremendo que transmitió en la RAI: “El trazado se conoce desde 2019. El cambio de fechas a octubre suponía peores temperaturas, y 13 grados no es frío extremo. Llegaremos a Milán y tomaremos las medidas necesarias, alguien pagará por este desastre”.
Arnaud Démare secundó las palabras de Vegni: “Se trata del Giro, siempre tocarán días en condiciones difíciles. Ascendimos 11.000 metros en dos tardes, ahora llueve. Algunos se quejan por 260 kilómetros bajo una pequeña tormenta, y yo no comenté nada cuando debí subir el Stelvio”. Sin embargo, el Groupama no colaboró con el Bora y al francés se le esfumó la oportunidad de conseguir cinco victorias en la misma edición. Bruno Reverberi, mánager del Bardiani, se expresó con mayor contundencia: “Si únicamente deseamos competir cuatro, que el resto se vaya a sus casas. Yo echaría a De Gendt por las cosas que dice del Giro (después de que el Education First solicitara la conclusión de la prueba en la segunda jornada de descanso, el belga denunció que se ocultaban datos sobre el virus)”.
La Corsa Rosa terminará en Milán a trompicones, con la burbuja comprometida por los positivos por COVID-19 de Simon Yates, Michael Matthews, Steven Kruijswijk y Fernando Gaviria, dudas respecto a la fiabilidad de los test, la prohibición de Francia de entrar en su país para ascender el Agnello, Izoard y Montgenèvre por la crisis sanitaria… y la amenaza de un clima adverso que respetó al Stelvio, pero provocó la amputación de la etapa más extensa por “un poco de frío y lluvia”, una opinión compartida por muchos ciclistas.
Así que, en vísperas de la triple subida a Sestriere y de la crono de 15,7 km, Josef Cerny venció en Asti. El especialista checo contrarreloj, de 27 años, se lo tomó en serio, saltó de la escapada y alcanzó su primer éxito en una grande en un día marcado con asterisco por la actitud de sus compañeros de profesión. Un triunfo desprestigiado por el ritmo pachanguero, las formas y el fondo de su protesta contra el Giro.