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CICLISMO | TOUR DE FRANCIA

"Estoy mejor sin discutir"

Nairo Quintana afronta su primer Tour con el Arkea después de una exitosa y convulsa relación con el Movistar de ocho temporadas.

"Estoy mejor sin discutir"
Jesús Rubio

Nairo Quintana cambió el Movistar por el Arkea para 2020, a los 30 años y después de ocho temporadas en el equipo telefónico. La relación, exitosa para las dos partes (conquistó el Giro de 2014, la Vuelta de 2016, dos Tirrenos, una Volta, una Vuelta al País Vasco y otra de Romandía, entre sus éxitos más destacados), acabó muy desgastada, con reproches en ambas direcciones y un objetivo inacabado: el sueño amarillo del Tour. Después de quedar segundo en 2013 y en 2015 y tercero en 2016, Nairo quiere “aspirar otra vez al título” con un bloque a su disposición: “En el Arkea me siento de nuevo confiado y motivado, con todos los compañeros en apoyo de un objetivo. Estoy mejor así. Las discusiones no van conmigo, terminé un poco cansado de notar la división con varios líderes y las mismas metas”.

Quintana se refiere a los últimos dos cursos, en los que compartió la capitanía en el Tour con Mikel Landa y Alejandro Valverde. “Ahora dispongo de un bloque sólido: Barguil me ayudará en la montaña, como Anacona o Dayer (su hermano). Quizá no seamos el grupo más fuerte para controlar, eso le corresponderá al Ineos o al Jumbo, pero me encuentro cómodo y muy concentrado para lograr grandes cosas”.

El colombiano empezó 2020 como un tiro: se apuntó etapa y general en La Provence y Alpes Marítimos y de Var, y logró su quinto triunfo prepandemia en la París-Niza, en La Colmiane. Al salir del confinamiento, que pasó en su país, un vehículo le atropelló mientras se entrenaba. Se retiró del Dauphiné por cautela, por molestias en la rodilla dañada, y en la jornada inaugural del Tour se cayó: “Afortunadamente no ocurrió nada, chapa y pintura”. Tampoco le preocupa la pandemia: “Vivimos en una burbuja, con análisis y sin contagios. Así nos centraremos en lo que realmente nos ocupa: la competencia más importante del mundo”. Porque el sueño de enfundarse el maillot amarillo continúa: “Debo correr con inteligencia y con ambición en la montaña para administrar una ventaja que ronde el minuto y medio de cara a la crono de La Planche des Belles Filles”.