Siskevicius, de llegar en 2018 con el velódromo de Roubaix cerrado a ser noveno en 2019
El lituano logró resarcirse de sus percances del año pasado. Su compañero Areruya no corrió la misma suerte: llegó fuera de control en penúltimo lugar.
Evaldas Siskevicius logró resarcirse el pasado domingo del mal trago que dejó en él la París-Roubaix de 2018. En dicha cita, el lituano sufrió un verdadero calvario únicamente para acabar la etapa, ya que fue último de la prueba (sufrió varias averías, cogió la rueda de repuesto subiendo a la grúa donde estaba el coche de su equipo...) llegando a Roubaix fuera de control cuando ya habían cerrado las puertas del velódromo. Según dijo Siskevicius, no pensó en subirse al coche escoba y abandonar la prueba "por respeto a la organización", heroicidad por la que fue repescado.
Esta historia de superación vio su recompensa en la 117ª edición de la París-Roubaix celebrada el pasado domingo. Más allá del éxito que supuso para Philippe Gilbert conquistar el cuarto monumento distinto de su impecable carrera (sólo le falta San Remo), Siskevicius fue el gran protagonista de la jornada. Y es que el lituano, a sus 30 años, sí logró finalizar la prueba y no sólo eso: firmó un excelente noveno puesto en meta, a 47 segundos de Gilbert.
El corredor del conjunto Delko acabó la carrera en el top-10 y entre los mejores, algo al alcance de muy pocos, viendo recompensado su esfuerzo del año anterior, cuando resumió así lo ocurrido, tal y como recoge Eurosport: "No me gusta renunciar ni a la bicicleta ni a otras cosas en la vida, ni quería rendirme por respeto a la organización. La París-Roubaix es un monumento que debes honrar. Llegué al velódromo y la organización ya había cerrado la puerta, pero fueron comprensivos y me dejaron entrar para dar la vuelta y media a la pista".
No corrió la misma suerte su compañero en el Delko, Joseph Areruya. El ruandés, primer negro africano en participar en París-Roubaix, vivió en primera persona la dureza del 'Infierno del norte' al finalizar la prueba fuera de control en penúltima posición (sufrió averías en su bicicleta). Roubaix no perdona, aunque sí le ha servido de redención a Siskevicius...