Mikel Landa ha llegado al autobús de Movistar en bici. El conjunto navarro, que hoy llega a su tierra (Gorráiz es su cuartel general en las concentraciones) se ha alojado en el cercano hotel de Etxeberri, rodeado de un paraje paradisíaco. “No esperaba perder tanto tiempo en la crono de ayer pero creo que todavía hay terreno para acercarse a los favoritos. Yo me siento bien después de la caída en Mallorca y la recuperación de la fractura de clavícula”, aseguró. “Repito que es bastante tiempo pero hay mucho terreno duro para recuperar”.

Sobre la Itzulia en general dijo que “tiene un trazado muy exigente y hay un gran plantel de participantes, pero habrá que intentarlo en algún momento”. Landa ha vuelto luego, de nuevo, al análisis de la crono individual de ayer en la que perdió 54 segundos con respecto al líder. “Decidimos salir pronto porque parecía que el tiempo iba a empeorar por la tarde pero luego ocurrió lo contrario y acabó despejando. Yo tuve bastante agua y al final los últimos en salir tuvieron la carretera prácticamente seca”, advirtió.

Ayer también se hizo oficial la posible fusión entre Euskadi Murias y la Fundación que preside Landa bajo la denominación común de “Fundación Euskadi”. En los dos últimos meses ha habido sendas reuniones para buscar un proyecto que pueda contentar a las partes implicadas.

Cuestionado sobre el tema, el zuyano señaló que “ahora no toca hablar de eso, tengo que estar a lo que tengo que estar”. Por último, Mikel Landa también habló de la afición vasca: “ya sabemos que es la mejor y que disfrutan mucho de este deporte. Es un gusto correr en casa”, concluyó antes de iniciarse la segunda etapa de la Vuelta Ciclista al País Vasco. En la salida no había familiares porque todos le esperan en línea de meta, en Navarra. Estarán, por ejemplo, sus padres: Pablo y Conchi.