A estas alturas, con las dos últimas Titan Desert en su buchaca y lo que se intuye que está por conseguir, no hay quien dude de que Josep Betalú es un tipo de palabra: "Mi mayor rival soy yo mismo o alguna avería", dijo muy seguro hace un mes en una entrevista con la organización de la prueba; "llego bien. Es la edición en la que tengo menos presión, así que estoy tranquilo. Vamos a intentar revalidar el título", anunció este sábado, de nuevo sin dar ningún nombre al ser preguntado por otros aspirantes, a menos de 24 horas de una primera etapa en la que demostró que no es hombre de faroles. El catalán se impuso con un derroche de firmeza y entrega que le ha puesto en lo más alto de la clasificación, con un tiempo de 4:45:23, a 7:29 de Evans, que por problemas de agenda no tomará la salida el lunes, y de Moisés Dueñas, y a 7:31 de Triki Beltrán.

No fue difícil percibir algo de masoquismo en el pelotón. Se vio en sus caras, alegres, ansiosas, justo antes de empezar a pedalear. Eran los rostros de gente realmente entusiasmada por sufrir un buen rato, desde cerca de cinco horas hasta las más 11 en las que los jueces fijaron el corte este primer día. El menú fue el prometido: dureza del aperitivo al postre. Todo a base de una jornada de pura montaña desértica, en un nada casual guiño al 2008, año con la primera etapa de estas características, en la que Roberto Heras, finalmente campeón, se salió.

La dureza asfixió a los participantes durante los 115 kilómetros del recorrido, el de mayor desnivel acumulado (2.651 metros) desde la creación de la Titan Desert. Esa extrema exigencia, sólo edulcorada por los preciosos paisajes que enmarcaron cada tramo, castigó a todos menos a uno, Josep Betalú, en solitario durante más de 60 kilómetros. Pareció ir en moto (léase en tono de elogio, no de sospecha), como disfrutando del trazado, se diría que sin siquiera sudar, nada sofocado cuando atendió a los medios nada más finalizar la etapa. Ya experimentado, no se puso nervioso con los madrugadores ataques y aguantó hasta lanzar el suyo, en el que sorprendió acortando a pie en la subidas por las eses de uno de los puertos, una pillería que le permitió una marca que llegó en forma de doble golpe al resto de candidatos: el puramente deportivo, más de siete minutos de ventaja, y el simbólico, el mensaje del rey que reclama el trono como suyo.

Ramona empieza mandando

También se registraron distancias muy a tener en cuenta en la categoría femenina, en la que se impuso Ramona Gabriel (5:28:09), ganadora en 2016, que tiró a todo poder desde los primeros kilómetros. En ellos empezó a descolgarse de Anna Ramírez (5:33:37), vigente campeona, que entró en segunda posición, y de Veerle Cleiren (5:47:52), tercera.