CICLISMO | VUELTA AL PAÍS VASCO
Landa prueba, Alaphilippe gana y Roglic distancia a los rivales
Segunda victoria para el francés, líder de la carrera. El esloveno es el gran favorito con la crono del jueves. En el Movistar, Landa fue mejor que Nairo.
Alaphilippe es como un caníbal en la presente edición de la Vuelta al País Vasco. Se ha anotado las dos primeras etapas y ha mostrado un nivel que está al alcance de muy pocos. Se cuentan con los dedos de una mano los que le igualan en llegadas cortas y nerviosas. Se mueve por las subidas explosivas como en el jardín de su casa, en esas rampas y descansillos como los de la costa vizcaína. Dos de dos y se pide una txapela para el sábado. Aunque debe contar con Roglic, su sombra en la ronda vasca. El francés calculó perfectamente el sprint de Bermeo. El esloveno echó el resto en el repecho previo a la llegada, quemó muchas energías, mientras que el maillot amarillo midió perfectamente su motor.
Roglic buscó el exterior en el último quiebro, a derechas, pensando que la salida era más lenta y el francés fue por dentro; al enfilar estaban a la par y ahí asestó el golpe mortal. Culminaba una jornada muy bien diseñada en la pizarra, con latigazo en la subida a San Pelaio, atrayendo compañeros de fuga y sin colaborar para reservarse de cara a ese final. Otro día de locos similar al que destapó la presente edición. La etapa deja claro que Landa pasó un mal día en el estreno pero que sí tiene piernas, que Nairo Quintana no anda con fuelle y Ion Izagirre tampoco está como esperaba. Da la sensación de que Roglic, a ocho segundos en la general, lo va teniendo todo de cara: es un gran contrarrelojista y si todo sigue el igual, el jueves podría coger el maillot. Gorka Izagirre está a 39’’ y Landa a 43’’.
Bajo la bella postal de la costa vizcaína, en la cinematográfica península de San Juan de Gaztelugatxe, se desató una tormenta, abajo y arriba. Porque el cielo descargó agua y se limpió para dejar ver el sol, lo que provoca cierto desgaste y limita fuerzas en los ciclistas. Y en la carretera en la ascensión a San Pelaio hubo mucho movimiento. Empezando por Enric Mas, que está dando mucho juego en esta Itzulia. Alaphilippe anda muy despierto y movió posteriormente el arbolito, con Roglic calcando la estampa de ayer en Zarautz. Son los grandes animadores de la carrera en sus orígenes. El esloveno hasta tuvo que esquivar una valla cerca de una casa en una subida estrecha, nerviosa. El francés iba sin cadena a 7,7 kilómetros de meta y a dos para la cima. Por detrás se rompió la fila y se quedaron cortados Nairo, Ion Izagirre y Urán, mientras que tras ellos se enfilaba otro grupito de diez unidades. Y Nairo tiró, pese a que tenía por delante a Landa.
Mikel Landa, en Elkano sin buenas sensaciones y con un pedaleo tosco, paraba y arrancaba con piernas frescas. Alaphilippe y Roglic ya conocían el guion: realizaron un estrecho marcaje como en Elkano. Gorka Izagirre era esta vez un colaborador y en la bajada, donde es especialista, fue como una locomotora que estiró la distancia con los perseguidores hasta los 22 segundos. Era un trazado sinuoso, peligroso por combinar trazado mojado y seco. Antes de enfilar hacia la meta, el recorrido escondía un pliegue peligroso, una tachuela muy dura que Alaphilippe utilizó como estrategia para su segunda victoria.
La jornada también fue inquieta desde el banderazo de salida. El pelotón levó anclas y voló en un alocado ascenso a Natxitua, con once unidades y un pelotón roto que después se fue serenando y permitió que un grupo de 60 unidades se reintegrara por detrás. Sky estuvo controlando y había cuatro fugados que según la distancia alcanzada, hasta los dos minutos, eran líderes provisionales. Se escaparon Vuillermoz, Caruso, Navarro, Geoghegan, Grmay, Woods, David López, Guerreiro, De Marchi, Verona y Padun. David López quiso ser profeta en su tierra y soñó con la victoria pese a las escasas diferencias pero se rindió a la evidencia.