Jon Aberasturi (Vitoria, 28 años) se considera un producto típico de la cantera vasca, salvo por el detalle de que se decantó por los sprints: “En España los velocistas somos los bichos raros, los que no optaron por la montaña y las grandes vueltas. Pero cada uno debe explotar sus fortalezas”. En 2017 fue el segundo corredor nacional con más victorias, con ocho, sólo por detrás de Alejandro Valverde (sumó once hasta su lesión en el Tour). Las consiguió con el Ukyo en el circuito asiático de la UCI. Debió emigrar a Japón en 2016 para continuar su trayectoria.

Formado en el Naturgas, llegó a profesionales con el Orbea en 2010. De ahí, salto al Euskaltel en 2013, y un paso atrás al Euskadi en 2014. En 2015 tuvo que recalificarse como amateur en el Dym Jess Tlaxcala mexicano. “A veces el ciclismo se muestra cruel cuando no sacas buenos resultados. Aparte, en España golpeó la crisis en las carreras y los equipos”. Sin embargo, con el Ukyo japonés alcanzó “la madurez y la confianza” para hacer bien su trabajo. Junto a Pujol, Prades o Guardiola, otros españoles integrantes de la escuadra, se adaptó a la vida nipona en las épocas en las que vivían allí: “Los japoneses son muy educados y serios”.

Para este 2018 firmó por una campaña con el Euskadi-Murias: “Creo que puedo convertirme en un ciclista que dé también triunfos en Europa. Voy a seguir en la misma línea de sacrificio para ganarme los méritos, y a los técnicos y compañeros”. El calendario de la estructura vasca se dividirá principalmente entre España y Francia: “Buscaré las clásicas francesas y las rondas de una semana con sprints”. El objetivo del Murias, la Vuelta, lo ve aún lejos: “Tendremos que comprobar si un velocista cuadra bien en la alineación, aunque me haría mucha ilusión”. De momento, intentará estrenarse este viernes en la Ruta del Sol (en Herrera): “Me meteré en la pelea”.