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MOUNTAIN BIKE

GAES Pilgrim Race: Una carrera sólo apta para héroes

La carrera completó su segunda etapa, con salida en Cercedilla y meta en Olmedo. 120 kilómetros de bonitos paisajes y mucho esfuerzo. Mañana, a Medina de Rioseco.

GAES Pilgrim Race: Una carrera sólo apta para héroes
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Hoy no me hago 120 kilómetros en bici ni de coña”, es el primer pensamiento cuando te levantas de madrugada. El de hoy, y el de todas las etapas de competiciones. Y arrancas desde Cercedilla rumbo a las montañas por el puerto de Fuenfría y cuando ves lo lentos que avanzan los kilómetros y lo rápido que corre el reloj, el sentimiento se incrementa.

Luego desciendes hacia Segovia y se abre un hilo de esperanza, aunque dura poco. Cuando pasas el Alcázar y comienzas a ascender hacia el norte con el sol ya calentando con fuerza. Pero sigues y sigues, y cuando llegas al ecuador del recorrido, se inicia la cuenta regresiva, que da mucha moral…a pesar de que el calor aumenta, aparece el viento, casi siempre en contra, y los arenales de Castilla. Porque en esta tierra hay muchos kilómetros que parece la playa en vez la meseta. Y sigues y sigues, y llegas a meta en Olmedo.

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Pilgrim Race

Algunos pensarán que somos héroes por meternos estos palizones. De eso nada. Subiendo Fuenfría he presenciado la siguiente escena: un caballero con un solo brazo en su bicicleta adaptada, a la que llevaba enganchada una cuerda tirando de una señorita también con un solo brazo y bicicleta adaptada. Son el equipo “Somos héroes”, un grupo de personas discapacitadas, apadrinados por Irene Villa, que se atreven con la competición. Ellos son los verdaderos héroes de la Gaes Pilgrim Race. Los demás, a su lado, unos “pringaillos”. El resto de participantes nos quitamos el sombrero. Quieren demostrar que no hay barreras para el deporte, y os aseguro que lo demuestran.

Mañana va a ser un día más “relajado”. “Sólo” 110 kilómetros nos separan en la ruta que nos llevará desde Olmedo a Medina de Rioseco. Sobre el papel, mucha distancia, pero ya sin tener que escalar montañas, y previsiblemente sin esos arenales que te parten el alma. A por ellos.