Contador acusa las caídas y se deja 48 segundos en la meta
Cara y cruz en el Tinkoff. Peter Sagan ganó la etapa por delante de Alaphilippe y Valverde y es nuevo líder del Tour. Contador, que volvió a caerse, cedió tiempo. Tour de Francia 2017: Etapa 16
Cara y cruz en el Tinkoff. No existe la felicidad plena. Peter Sagan, tercero el día anterior, dominó la segunda etapa en Cherburgo, por delante de Julien Alaphilippe y Alejandro Valverde, y es el nuevo maillot amarillo del Tour de Francia 2016. Por detrás, Alberto Contador no aguantó el ritmo de los gallos en el repecho final y cedió 48 segundos. El madrileño pagó las consecuencias de su caída del día anterior y, para colmo, se vio implicado en otro accidente durante la jornada. Demasiados golpes. En el cuerpo y en el ánimo.
Normandía ofreció este domingo al mundo su rostro lluvioso y gris. Ese mal tiempo que llegó incluso a retrasar las fechas del Desembarco en la II Guerra Mundial. En plena oscuridad, con los ciclistas embuchados en sus chubasqueros, cuando aún restaban 123 kilómetros para Cherburgo, sonó el ruido de una montonera. Frenazos y enganchones. En la televisión se vio a un corredor del Katusha con ligera cojera: Ángel Vicioso. Y posteriormente una cara seria y resignada: Alberto Contador. El de Pinto había vuelto al asfalto. Y varios corredores cayeron sobre su magullada carrocería. Esta vez se dañó su lado izquierdo. Los golpes son reincidentes. Y la mala suerte.
Igual que el día anterior, el pelotón no se ensañó con los heridos. Y Contador pudo enlazar, después de cambiar de montura. De momento lleva una media de dos bicicletas por día. Specialized va a tener que doblar la producción. Poco después, a 90 kilómetros, se vio lucir el sol. Fuera chubasqueros. Dentro sonrisas. Las cámaras enfocaron a los líderes en distendida charla: Porte con Froome, Purito con Majka, Sagan con Zakarin… Y a un Contador sonriente. Tregua en el pelotón. Esperanzas para el español.
A esas alturas, la escapada del día circulaba a cinco minutos y medio. Paul Voss repetía experiencia en defensa del maillot de la Montaña que se enfundó el sábado en Utah Beach. Junto a él rodaba un acreditado compañero de viaje, un insigne de las nuevas generaciones: Jesper Stuyven, ganador de etapa en la Vuelta a España 2015 y de la Kuurne-Bruselas-Kuurne 2016. Unos resultados que están confirmando lo que ya apuntaba en edad júnior, cuando fue campeón del mundo y ganó la París-Roubaix de la categoría. Vegard Breen y Cesare Benedetti completaban el cuarteto. Un alemán, un belga, un noruego y un italiano.
Esta segunda etapa terminaba en un repecho de 1,9 kilómetros al 6,5%, con picos del 14%. Los velocistas se desentendieron de la caza. Tan sólo el Dimension Data del líder Cavendish tiraba un poco, más por honrar el maillot amarillo que por convicción. A 50 kilómetros, la ventaja del cuarteto seguía rozando los seis minutos. El BMC, con Van Avermaert como baza del día, fue la primera escuadra que tomó la iniciativa. Poco a poco se incorporaron el Tinkoff de Sagan, el Orica de Matthews, el Sky, el Astana… Ya estaban todos, pero restaban 20 kilómetros y la fuga transitaba a tres minutos. ¿Todavía estaban a tiempo?
Stuyven dejó a sus compañeros de aventura cuando y como quiso. En un repechón arrancó la moto. Juega en otra liga. Pero por detrás rugían las ligas mayores. Richie Porte sufría una avería en el peor momento, a 4 kilómetros. Con la carrera lanzada, no se hacen prisioneros. Se dejó 1:45 en la meta. El Tinkoff repartió funciones. Kreuziger tiraba de Sagan en la subida final y Kiserlovski se quedaba para cuidar del malherido Contador. Demasiado ritmo para sobrevivir. Sagan remachó el trabajo en una meta hecha a su medida, con Alaphilippe y Valverde a su estela. Tres especialistas en este tipo de llegadas que ahora ocupan las tres primeras plazas de la general, por ese mismo orden. Vuelvo a un clásico: en la primera semana no se gana el Tour, pero se puede perder. Pregunten a Porte y Contador.