ENTREVISTA | GANADOR DE LA VUELTA 2015
Fabio Aru: "Me apetece medirme con Mikel Landa como rival"
Tras dos podios en el Giro, Fabio Aru (Cerdeña, 25 años) cazó su primera grande en 2015: la Vuelta. En 2016 irá a por el Tour. Hoy abre el año en la Comunitat Valenciana.
—Describa lo que experimentó en el podio de Madrid.
—Supuso una sensación única lucir el maillot rojo en el centro de aquella plaza tan bella, la de Cibeles, ¿no? Poco a poco anocheció, y yo pude festejar mi primer título en una grande en un lugar privilegiado con mi familia y mis compañeros.
—¿Qué significó su victoria en la Vuelta de 2015?
—Un enorme placer, la recompensa a muchos sacrificios. Para esta temporada pretendo llevar a cabo una buena preparación, como la del invierno pasado, para continuar en la misma línea de crecimiento.
—¿Ha cambiado su vida?
—Observo que la gente me reconoce más fácil. En un bar de Alicante, el dueño se sorprendió: “¡Pero si eres Aru, enhorabuena por la Vuelta!”. Cosas así te hacen ilusión. Aunque los compromisos publicitarios me gustan menos, procuro cumplir con una sonrisa. Siempre hay que extraer lo bueno de todo, y el apoyo de las marcas y los tifosi me enorgullece.
—¿Pesa que en un país como Italia le señalaran tan pronto como esperanza? Se trata, además, del único sardo.
—No. Me considero una persona tranquila. Es muy halagador que tantos italianos siguieran la Vuelta. Las audiencias alcanzaron cuotas de share del 60% y el 70% en algunas etapas. Corresponder a su confianza me llenó de satisfacción. En mi isla me miran como un ídolo. Salí para convertirme en profesional. Regresar ahora y verme en pósteres supera mis sueños.
—Después de acabar tercero y segundo del Giro y primero en la Vuelta, ¿se encuentra ya entre los mejores del mundo?
—Esta pregunta tienen que responderla otros, los especialistas o el público. Yo deseo trabajar para ser cada día el mejor ciclista posible.
—¿En qué debe mejorar?
—Sobre todo, en contrarreloj. Sin embargo, quiero aprovechar al máximo los entrenamientos para incrementar cualquiera de mis capacidades.
—Mikel Landa resultó decisivo en sus éxitos, y desde este 2016 se medirán como rivales.
—Así es. Mikel sacrificó su ambición personal por ayudarme a conseguir mis metas. Le guardaré cariño y agradecimiento, pero me apetece enfrentarnos en la carretera de adversarios.
—¿Hubo tensión en el Astana? Los técnicos se decantaron por usted en el Giro cuando Landa parecía más fuerte.
—No, los roles se definen y se respetan, aunque en las carreras pueden suceder muchas cosas. Tampoco habrían existido problemas con la capitanía de la Vuelta si Nibali hubiera seguido en competición.
—¿Cómo es su relación con Nibali? ¿Chocan sus intereses?
—Fluida, de admiración mutua. Vincenzo me ha dado buenas recomendaciones. Los dos somos profesionales y compartimos la responsabilidad de que Astana gane. Luego, cuento con Paolo Tiralongo como consejero. Me vigila como un hermano mayor o amigo fiel, el que te comenta lo malo para que no te alejes del buen camino.
—En su camino se cruzó Henderson y su acusación de un “pasaporte biológico sucio”.
—Henderson vale cero. Mi postura antidopaje siempre fue clara. Él calumnió a un compañero de profesión mientras estaba enfermo. Mis abogados se encargaron del asunto. Pese a la situación desagradable, lo pasé peor en la segunda semana del Giro, cuando no anduve y me sentí mal físicamente. En cualquiera de los casos, debes conservar la cabeza fría y afrontar las dificultades con madurez.
—¿Y cuáles son los próximos retos en mente?
—El Tour y los Juegos de Río, aunque antes me encantaría lograr buenos resultados en el País Vasco o las clásicas de las Ardenas. Quizá regrese a la Vuelta en 2017. El Tour será la ronda más grande y el Giro, la de casa, pero amo la Vuelta.