Nibali, tiburón pescado
Esteban Chaves, vencedor del Tour del Porvenir 2011 ganó la etapa y metió 26" a Nairo y Purito. Nibali, que se cayó, fue descalificado por remolcarse en el coche.
No es necesario que la organización de la Vuelta a España siga buscando alicientes para animar las etapas. El ciclismo es un deporte con los estímulos incorporados. Valga como ejemplo, la segunda etapa, primera jornada oficial. Sucedió de todo y lo último fue lo más relevante. Nibali fue expulsado de la carrera a última hora de la tarde por remolcarse en un coche del Astana. Así alcanzó al pelotón después de una caída masiva en la que se vio involucrado a 31 kilómetros de la meta. Su sorprendente remontada fue simplemente una remontada tramposa, como demostraron luego unas imágenes de Eurosport desde el helicóptero. La Vuelta gana prestigio al no pasarlo por alto, el mismo que pierde el campeón italiano.
La expulsión deja la carrera sin un candidato al triunfo, aunque Nibali, víctima del sofocón (o del bochorno), perdió un minuto en la subida final en relación a otros favoritos. Al menos resuelve un problema en el Astana: Fabio Aru y Mikel Landa se repartirán ahora el liderato del equipo, aunque, suponemos, con proporción favorable para el corredor de Cerdeña, al igual que ocurrió en el Giro.
De no ser por Nibali, la crónica hubiera sido un elogio del ciclismo colombiano. Esteban Chaves ganó la etapa y es el primer líder oficial; Nairo fue el primer favorito en asomarse al balcón. Hablamos de dos ganadores del Tour del Porvenir: Quintana en 2010 y su paisano un año después. Cumplidos ambos los 25 años (Chavito es 21 días más viejo), no habían vuelto a coincidir en primera plana desde que fueron señalados como grandes promesas del ciclismo internacional. Mientras la carrera de Nairo ha respondido al talento que anuncia el Tour del Porvenir en contadas ocasiones (Indurain, Lemond, Gimondi), la trayectoria de Chaves se ha confundido, entre accidentes e infortunios, con la de tantos ganadores circunstanciales. Hasta ayer.
Futuro. Sería excesivo decir que Esteban Chaves recuperó en un puerto de tercera todo el tiempo perdido, pero habría algo de cierto en la exageración. Chaves no sólo estrenó su palmarés en una gran vuelta, liderato incluido; además, superó a Nairo. Y, de paso, nos recordó que con 25 años todavía tiene el porvenir intacto.
Después, en el podio, Chaves nos mostró una cualidad que no mejora el rendimiento, pero amplifica el éxito: el chico tiene encanto y una sonrisa luminosa en la que muestra hasta los dientes de leche. Es imposible no sentir envidia hacia este ciclismo colombiano que luce lo que más nos gusta en el mundo (velocipédico): fabulosos escaladores bajitos.
Tan inesperado como el triunfo de Chaves resultó el ataque en falso de Quintana. El ciclista del Movistar sacudió la carrera cuando arrancó en los últimos kilómetros y tomó unos metros de ventaja. Le acompañaban Roche, Meintjes y Dumoulin. Lo raro es que Nairo no pudo seguir el ritmo del grupo y se fue descolgando.
Al final no hubo grandes diferencias. Froome recuperó el aliento que perdió en las primeras rampas y llegó seguido de Valverde, sólo cuatro segundos después de Nairo y Purito. Aru se presentó a continuación y los ilustres fueron goteando (Landa, Van Garderen, Pozzovivo…) hasta que apareció Nibali, el tiburón pescado.