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LA ENTREVISTA

Bahamontes: “España necesita tener más Bahamontes”

Bahamontes, ganador del Tour en 1959 y declarado por la ronda gala mejor escalador de la historia, lleva 50 años organizando la Vuelta a Toledo, que arranca mañana en Ocaña.

El último. Bahamontes, con el trofeo que recibirá el ganador el martes en la Plaza de Zocodover.
El último. Bahamontes, con el trofeo que recibirá el ganador el martes en la Plaza de Zocodover. J. A. Orihuela

—¿Es cierto que este año se jubila después de la Vuelta a Toledo?

—Sí. Me jubilo, fijo.

—Hay mucha gente que no se lo cree, que dice que se va a aburrir.

—Ya buscaré yo para no aburrirme. Hay cincuenta mil cosas que se pueden hacer. Por ejemplo, colocar las fotos de mi archivo fotográfico. Además, una cosa es jubilarte de organizar y otra diferente seguir yendo a las carreras.

—¿Le ha dado mucho trabajo esta última edición?

—La Vuelta a Toledo siempre da mucho trabajo. Termina una edición y ya estás organizando la siguiente. Nunca paras. Según se acercan las fechas, siempre pasan cosas que te impiden dormir, hay muchos compromisos. Lo último ha sido un problema con un permiso de Tráfico.

—¿Cómo empezó a organizar esta Vuelta?

—Yo organizaba antes motocross. Ya había dejado de correr. Me presenté en CIMASA, que era una empresa muy potente de construcción y maquinaria, de las más grandes de Toledo, y les dije: ‘¿A que no me patrocináis la Vuelta Ciclista a Toledo?’. Y me dijeron que sí.

—¿Y cómo fue aquella primera edición?

—Pues empezamos con un presupuesto de 160.000 pesetas, con gente de la peña trabajando y con dos árbitros que eran también de la peña y no nos cobraban nada. No es como ahora, que tienes que traer siete árbitros, pagarles por adelantado, y luego la mitad de ellos no hacen más que estorbar durante la carrera.

—Pero antes de la Vuelta a Toledo, ya existía el Trofeo Bahamontes.

—Sí, era una carrera que organizaba el Ayuntamiento de Toledo. Fue hasta profesional: ahí corrieron gente como Gelabert, Gual, Capo o Trobat, unos mallorquines que había entonces muy buenos. Cuando montamos la Vuelta, la hemos mantenido unida al Trofeo, porque, además, el Ayuntamiento ha colaborado siempre con nosotros. Este año nos da 18.000 euros.

—A propósito del Ayuntamiento, ¿qué tal con la nueva alcaldesa, Milagros Tolón?

—Pues muy bien, porque sus padres son amigos míos. Tolón tenía un puestecito de carnes, morcillas y esas cosas en la plaza, cuando yo trabajaba en el mercado empujando una carretilla… Que yo siempre he dicho que por eso he sido tan buen escalador, por la carretilla. Tolón y yo nos hemos tomado buenos chatos y nos hemos pegado buenas juergas juntos. También estuvieron en mi boda. La alcaldesa me dio una foto de sus padres y me dijo que se la dedicara. Y eso hice, con gusto.

—¿Ha habido grandes campeones entre los ganadores de la Vuelta a Toledo?

—Al segundo año, después del triunfo de Enrique Cifuentes, venció Agustín Tamames, que luego se llevó la Vuelta a España. Era un gran ciclista Tamames. Aquí también ha ganado José Luis Viejo. Y Miguel Indurain se llevó dos etapas. ¿Y a que no sabe quién fue el primer líder? Le doy una pista: su hijo ha ganado el Tour.

—Pues no sé…

—Víctor Sastre, el padre de Carlos Sastre. Ese fue líder de la Vuelta a Toledo.

—¿Cuántas empresas se ha pateado Bahamontes para organizar la carrera?

—¡Uf! Ni sé. ¿Cuántas salen en el libro de ruta? ¿Cuarenta? Pues a cada una de ellas le hago entre cuatro y ocho visitas. No es fácil llevarlas al huerto, hay que invitarlas a comer, convencerlas de que invertir en ciclismo es bueno. Este año tenemos un presupuesto de 16 millones de pesetas… Se lo digo en pesetas, porque así me aclaro mejor.

—A usted le recuerdo por primera vez en 1991, en la recepción del diario AS en la Cuesta de San Vicente, para difundir la Vuelta a Toledo. Aquel jovencito que le recibió era yo.

—No me acuerdo… ¡He visitado a tanta gente en estos 50 años! A los periódicos también he ido mucho, claro. Si quieres sacar algo adelante, hay que insistir. No he parado ni un segundo. Yo tengo que estar muy agradecido a mucha gente, también al equipo de la Peña Bahamontes. A más de 50 colaboradores, a las firmas… Por ejemplo, Caja Madrid ha estado con nosotros 16 años. Y La Casera nos ayudó mucho, cuando tenía el equipo profesional.

—Este tipo de carreras ayudan a fomentar el ciclismo y la cantera.

—Claro… Con La Casera teníamos un equipo cadete en cada fábrica. Si todas las firmas hicieran ese esfuerzo… Si hubiera más Bahamontes en España, habría más cantera en nuestro país. Se necesitan más Bahamontes. Alejandro Valverde o Purito Rodríguez no van a estar toda la vida, ya tienen una edad. Si no hay clubes, si no hay carreras, no habrá cantera… Además, los jóvenes de ahora no quieren ser ciclistas.

—¿Por qué?

—Porque sus madres no quieren que salgan a la carretera, que son muy peligrosas por el tráfico y los accidentes. Además, a los chavales les gusta más el fútbol.

—¿Qué tal la participación de esta última Vuelta?

—Muy buena. Tenemos 16 equipos, los mejores. Y otros ocho o nueve que no hemos podido atender porque no nos da para más.

—¿Qué le dicen los jóvenes ciclistas?

—Pues hay muchas veces se ponen a cantar: ‘¡Bahamontes, Bahamontes, Bahamontes…!’. Yo estoy por todos los sitios durante la carrera, y eso les anima. Yo voy y vengo porque hay muchas cosas que controlar en una carrera: un año nos cambiaron todas las flechas de sentido. Dicen que eran gamberros, pero yo creo que aquello fue por motivos políticos.

—¿Y quién va a organizar ahora la Vuelta a Toledo?

—Pues no lo sé. Yo lo dejo. Y Faustino Suárez, que me ayuda tanto, dice que también lo deja. Nadie de la Peña Bahamontes quiere cogerlo, porque saben que no es fácil.

—Es una pena, ¿no?

—Bueno, pero Bahamontes ya ha hecho lo que tenía que hacer. Ahora le toca a otros. Esto es un año entero de trabajo, a veces con muchos disgustos. Mire lo que ha ocurrido por ejemplo con Consuegra, que ahora ha llegado un partido nuevo a la alcaldía y nos ha reducido mucho la subvención. Digo yo que lo importante es el pueblo, y no quien lo gobierna.

—¿Cómo va su Museo, por cierto?

—Bien, bien… Creo que la alcaldesa se lo ha tomado muy en serio y se lo va a traer de Seseña a Toledo, que es donde tiene que estar Bahamontes.

—Espero que le vaya bien, Fede.

—Igualmente. Y déle recuerdos a Alfredo Relaño, que ya sabe usted que es muy bahamontista.