Rafael Valls: “Ahora ya me miran con más respeto en el pelotón”

—¿Cómo fue la sensación de tener a Van Garderen y Valverde por debajo en el podio del Tour de Omán?

—Ufff… Impresionante. Son un top-cinco del Tour y uno de los grandes corredores españoles de siempre. Verme en lo más alto significó una bonita recompensa a lo mal que lo pasé durante los últimos cuatro años, con muchas lesiones. Casi se me había olvidado lo que era subir al cajón como ganador. Ahora sé que puedo codearme con los mejores.

(Tras vencer en el Mirador del Potrero en el Tour de San Luis de 2010, Valls no había vuelto a alzar los brazos hasta la Montaña Verde, en febrero en Omán).

—Siguiente parada: la octava posición de la París-Niza, de nuevo con los favoritos.

—Sí. Llegué con antibióticos, pero conservé el golpe de pedal. Realicé una muy buena preparación en invierno, tranquilo, como quise, y de momento recojo los frutos. Deseo seguir en la misma línea en la Volta.

—¿Ha cambiado su estatus dentro del pelotón?

—No sé si tanto, debo ir poco a poco y con humildad, aunque sí noto que la gente me mira con más respeto desde Omán.

—Por edad, 27 años, ¿se considera capacitado para suceder a la actual generación de Contador, Valverde y Purito?

—Esas son palabras mayores. Hablamos de unos corredores que, como Samuel o Freire, han establecido una época inigualable para nuestro ciclismo. Aún me faltan muchos resultados y experiencia. Tengo que continuar con mi crecimiento, así que espero que me respete la salud. Sin embargo, pienso que sí existe relevo en España. Ahí están los Izagirre, Rubén Fernández, Lobato, Intxausti, De la Cruz… Lo que ocurre es que nos habíamos acostumbrado a podios y triunfos en clásicas y grandes vueltas, y todos esos logros serán casi imposibles de repetir.

—¿Qué le parece el positivo de Diego Ulissi y esa polémica del Lampre con el Movimiento por un Ciclismo Creíble?

—Cumplió su sanción y para nuestra escuadra y para él, con contrato, las circunstancias atentaban un poco contra los derechos del trabajador.

—Rui Costa ejerce como el líder absoluto en su equipo. ¿Podría convertirse ya en un segundo jefe?

—Ufff... Debo adquirir más confianza. Paso a paso y sin precipitarme, me tocará cuando corresponda. Por ahora, a ver qué tal en la Volta.