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Mundiales ciclismo 2016

Qatar compensa la falta de cuestas con adoquín para 2016

El viento del desierto será otro elemento selectivo en el Mundial 2016. Qatar será el primer país árabe en acoger un evento ciclista de este tipo.

Doha
POCO PÚBLICO. Un camión cargado de dromedarios espera en la vacía cuneta mientras el pelotón surca el árido paisaje de los desiertos de Qatar.
AFP

En Katara, villa cultural de Doha, se encuentra la sección de 1,2 kilómetros de pavés que se recorrerá en los Mundiales de 2016. Se trata de un adoquín más bien regular y en perfecto estado, nada que ver con el de la Roubaix, pero que, al fin y al cabo, conforma una carretera rugosa y bacheada. “Aunque no resultará peligroso, sí brindará la oportunidad de romper el grupo”, explica John Lelangue, director del evento. A falta de subidas, este tramo se convertirá, junto al viento y la arena, en uno de los pocos elementos selectivos de la carrera, llana en su totalidad: “No construiremos una colina artificial. Exportaremos el Qatar genuino. Si nuestro terreno no asciende ni desciende, no lo alteraremos”.

Qatar será el primer país árabe en acoger los Campeonatos del Mundo y su organización desea imprimir un sello novedoso. El trazado, con un circuito de 19 km, también incluirá 80 km por el desierto. No se ha cerrado de manera oficial (lo presentarán durante Richmond 2015), pero se cubrirán diez vueltas: 190 km, 12 km de piedras. El viento, que alcanza con facilidad entre los 60 y 70 km/h, ha causado serios problemas en el torneo de golf de Doha y en el circuito de motociclismo de Lusail, con jornadas y sesiones de entrenamientos aplazadas o suspendidas. En el Tour de Qatar genera molestos remolinos de polvo, numerosos abanicos y que se circule a todo trapo. Las temperaturas superarán los 25 grados… y eso que las competiciones se celebrarán en octubre (del 8 al 16).

En el Tour de Qatar de 2011 se disputó en Katara, pavés incluido, un prólogo de 2,5 km. Boom venció por delante de Cancellara, y el fortísimo aire que pegaba de costado produjo percances de estabilidad y de acople a los corredores. Una racha especialmente violenta derribó las vallas justo pasada la meta, y Juan Antonio Flecha, entonces con el Sky, sufrió una aparatosa caída al no poder evitarlas.

La cercanía de la costa, azotada por ráfagas constantes, se prevé clave. “El viento, un componente característico del país, supondrá la mayor dificultad”, analiza Lelangue. Y amplía: “No habrá problemas de visibilidad. La parte del desierto por la que entraremos es de tierra más compacta”.

La arena y los abanicos provocan sensaciones contradictorias en el pelotón, como ha quedado patente tras las seis etapas de este 2015. Algunos hablan de “una preparación ideal para las clásicas, por lo rápido que se rueda”, como Sagan o Terpstra. Otros consideran que se afrontan “condiciones inhumanas”, como Valverde.

Todos coinciden en la tremenda dureza del combo viento más desierto, con una recomendación: “Para evitar sorpresas, no se debe abandonar la zona delantera del grupo”. Los velocistas partirán como los máximos favoritos en un recorrido llano, pero tendrán que trabajárselo entre rachas de aire, arena y adoquines.