De la excepcional cosecha de 1990, como Nairo Quintana, Fabio Aru o Peter Sagan, el polaco Michal Kwiatkowski (Dzialyn, 2 de junio) pasó a profesionales en 2010 con el Caja Rural español: “Aprendí mucho de aquella experiencia. Ahora sé hablar español, por ejemplo. Viví en Alsasua con mi hermano y, al permanecer tanto tiempo fuera de casa, maduré y comencé a llevar una vida profesional. Tengo muy buenos recuerdos, y me encanta que la afición del País Vasco me anime por mi nombre”.

Tras proclamarse campeón europeo júnior en 2007 y 2008, y mundial de crono en 2008, firmó con el Caisse d’Epargne con la condición de que el primer año debía quedarse en el Caja Rural. Posteriormente, cuando Movistar entró como patrocinador de la estructura de Eusebio Unzué, se anuló su vinculación y Kwiatkowski fichó por el RadioShack: “Allí di el salto al World Tour, y después tuve la suerte de recalar en el Omega, donde continúo con mi crecimiento”.

En el Tour de Francia 2013 sorprendió al acabar 11º, sólo por detrás de Quintana como mejor joven. El problema radica en que aún no ha decidido en qué clase de corredor quiere convertirse, si uno de clásicas o de tres semanas: “Me falta determinarme, me gustan ambas pruebas”. Este 2014 concluyó tercero en la Lieja y en la Flecha Valona, y con el oro de Ponferrada sumó su noveno triunfo: batió en el Algarve a Contador y en la Strade Bianche, a Sagan. De ahí que le cueste definirse.

Apasionado de la informática, se trata de una persona tímida y agradecida. En su país fundó en 2013 una escuela de ciclismo para los pequeños: “Deseo transmitir mi vivencia y que intenten disfrutar la bici. En Polonia gozamos de un gran momento gracias a Majka, Niemiec o a mí”.