Vuelta a España | Sexta Etapa
Valverde está de Vuelta
El murciano del Movistar había hecho la selección en el puerto y remató en los últimos metros. Froome fue segundo; Contador 3º, y Purito, 4º. Nairo sufrió: 5º.
Determinadas personas se sienten abatidas por el exceso de responsabilidad. La aflicción es mayor si deben cargar además con las expectativas ajenas. Sumen personas, añadan expectativas y obtendrán el nivel de abatimiento. Probablemente ocurra con Alejandro Valverde. Sus mejores actuaciones llegan cuando se libera de la responsabilidad máxima. Por eso falla (mucho o poco) cuando le esperamos en el Tour; por eso todavía no ha ganado el Mundial de fondo en carretera. Y por esa misma razón venció ayer; porque esperábamos a Nairo.
El problema de Valverde es que le observamos con demasiada atención; con Freire sucedía algo similar, cantaba a escondidas. Cuando Valverde se hizo profesional, pareció confirmar su proyección infantil, juvenil, amateur: lo ganaría todo. Con 23 años fue tercero en la Vuelta (más dos etapas), segundo en el Mundial, ganó en Mallorca, Ordizia y en la Klasika de Primavera. Fue entonces cuando empezamos a enfocarle con todas las luces del teatro. Y se deslumbró. O para mejor decirlo: se dejó de divertir tanto. Siguió ganando, naturalmente, pero la mitad de lo que le correspondía.
La impresión, en esta Vuelta, es que Valverde se está divirtiendo de nuevo. Quizá por partir sin presión. O tal vez porque sólo le miramos de reojo. Quién sabe si no le hará gracia el disfraz de gregario. Sea como sea, el resultado es óptimo. En San Fernando se puso líder sin querer. En Córdoba atacó y camino de Ronda volvió a asomarse al balcón. Ayer rizó el rizo: trabajó para Nairo, dinamitó el grupo principal y, sin dejar de silbar, se llevó la etapa y el liderato. Quintana perdió en meta 12 segundos, pero su ilustre doméstico no cambió el discurso: “Sigue siendo el jefe”.
Señalemos antes de proseguir que la subida a Cumbres Verdes resultó espectacular. Concentró en cinco kilómetros lo mejor de las grandes ascensiones. Voracidad. Debilidad. Ambición. El goteo fue constante hasta que sólo quedaron nueve ciclistas, selección personal de Alejandro Valverde. Creímos que Contador flaqueaba, que atacaría Nairo, que vencería Froome. Nos equivocamos en todo y nunca fuimos tan felices. Lo intentó Purito, pero Balaverde estaba en modo proyectil. Sólo le pudieron seguir Froome y Contador, tanto monta. Purito perdió 8 segundos, Aru 18, Barguil 33, Kelderman 44, Samuel 47 y Urán 1:04.
Diríamos que Valverde presentó ayer su candidatura al triunfo final, pero no podemos mirarle, ni señalarle con el dedo. Ya saben. De modo que sólo nos queda brindar por la meseta tibial de Contador y fundar el club de fans de Lluís Mas Bonet, ciclista del Caja Rural escapado por enésima vez. En esta ocasión su compañero de fatigas fue Pim Ligthart, otro muchacho que le está tomando gusto a circular por delante.
Hoy no habrá puerto en los últimos kilómetros, pero el final de la etapa volverá a picar en alto. Un marco ideal para Purito y para el gregario de rojo, como se llame.