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Vuelta a España

Alejandro Valverde se pone rojo

Bouhanni dominó la llegada masiva sin oposición y el murciano se enfundó el maillot rojo tras lograr mejor puesto que su compañero Castroviejo.

PASIÓN. A su paso por la provincia de Cádiz, muchísimos aficionados llenaron los balcones, con banderas de España, y las calles para saludar al pelotón.
PASIÓN. A su paso por la provincia de Cádiz, muchísimos aficionados llenaron los balcones, con banderas de España, y las calles para saludar al pelotón. Dani Sánchez

Llegará el día (faltan horas) en que el ciclismo francés obtendrá compensación a tantos años de sequía. En ese horizonte tricolor, los ciclistas franceses no sólo ganarán grandes carreras, sino también sprints. Nacer Bouhanni ya lo hace. El velocista de origen argelino (su padre, Karim, fue corredor amateur) venció en San Fernando y la victoria es simbólica. La Real Isla del León (así se llamó la ciudad hasta 1813) fue, junto a Cádiz, el único bastión de resistencia española a la invasión napoleónica. Ayer los isleños olvidaron viejas rencillas y aplaudieron generosamente al joven francés (24 años). Gente elegante.

El triunfo de Bouhanni (ya ganó tres etapas en el Giro, más el maillot de puntos) fue inapelable: tuvo tiempo de mirar hacia atrás antes de levantar los brazos y hasta hubiera podido hacerse un selfie. Lo más probable es que volvamos a hablar de él en la semana entrante.

Sin embargo, la alegría de su equipo no fue plena. A pocos kilómetros de la meta, Thibaut Pinot (tercero en el pasado Tour) se dejó llevar, lo que le hizo perder en meta 1:17. Dicho de otro modo: salvo sorpresa (el muchacho es indescifrable), no disputará la general. En el caso del colombiano Betancur (ayer cedió 1:15) se descartan totalmente los milagros: el chico (24) tiene tanto talento (ganó la última París-Niza) como mala cabeza. Después de tomar la decisión unilateral de no correr el Tour (lo que le acarreó sanciones de su equipo), ahora partía como jefe de filas de Ag2r. Tendrán que buscar otro.

Pero vayamos al relato de la jornada. La etapa arrancó en Algeciras, desde donde Javier Guillén, director de la Vuelta, habrá oteado el Peñón e imaginado la cronoescalada a Gibraltar. Tiempo al tiempo. Los ciclistas circularon en sentido contrario por Tarifa, Zahara, Vejer, Conil, Chiclana, el Puerto de Santa María y Cádiz. Hace sólo seis días, se declaró alerta amarilla en la zona por rachas de viento superiores a los 80 km/h. Ayer el viento apenas movía los flequillos.

Rebeldes. Por allí se aventuraron los primeros valientes de la Vuelta: Aramendia (héroe recurrente), Van Rensburg, Hardy y Conti (relevo de Horner en el Lampre), los tres últimos debutantes en una gran carrera por etapas. No fue la mejor compañía para Aramendia, ni la más intrépida, ni la más pirata. Pese a todo, y aunque nunca se ahorra nada, el ciclista del Caja Rural hizo honor al maillot que defiende. También de él volveremos a hablar.

La sorpresa llegó al final y no me refiero a la victoria de Bouhanni (próximo ciclista del Cofidis), sino al liderato de Valverde, nuevo maillot rojo por puestos (cruzó la meta el 21º y Castroviejo 98º). El cambio no estaba previsto y Movistar hubiera preferido colocar a otro líder, pero el final no aconsejaba distracciones (Valverde llegó junto a Contador y Samuel Sánchez).

Hoy, más madera. La etapa sale de un portaaviones y finaliza en una trampa para osos. Lo típico en la Vuelta.